EL PROBLEMA DEL PROBLEMA Y LA IMPOTENCIA
SI SE QUIERE UNA RESPUESTA
CORRECTA, HAY QUE HACER LA PREGUNTA CORRECTA.
Hola amiga(o) pensante. Que puede hacer un
pensante además de martirizarse de tanto pensar como hace para resolver los
problemas del día a día.
El error que no debe cometer es ignorarlos,
pero como hace para no angustiarse y generar emociones que lo mantengan a punto
de locura.
Cualquier pensante en un momento de
tranquilidad puede reflexionar el asunto y recordar como se pone cuando lo acosan
los problemas. Inclusive puede determinar cuales son las situaciones que le
causan que pierda la compostura.
Si no lo ha hecho, observe, le va ayudar a
darse cuenta por que anda con esa cara compungida o tan enojada que le provoca matar
a quien se le atraviese.
No es complicado escribir o anotar que cosas
afectan con más fuerzas. O afectan cuando ya se ven venir los problemas, y sin
que haya llegado la situación, ya se activa el malestar.
Personas que piensan en mañana o pasado
mañana, y arrancan con su angustia anticipándose a los hechos.
Pasa una mala noche con un problema que aun
no tiene, y cuando amanece algo ocurre. Algo que no esperaba sucede y el
problema que se veía venir nunca llega, pero ya se intoxicó con energía
negativa.
Se puede decir que hay un estado neurótico
cuando el pensante padece las consecuencias de un problema que no existe, pero él
lo vive como si lo tuviera.
Millones de persona usan distintas técnicas y
practicas para lograr la paz interior. Para calmar ese desorden interno que
reconoce le está causando la mala vida que está teniendo. La vida se vuelve un
tormento la mayor parte del tiempo, así que sabe que debe solucionarlo.
Aquí tiene una causa muy importante. Que si
la llega a comprender y trabajar sobre ella, recobra tiempo para la paz y la
felicidad que no puede tener.
El pensante debe reconocer, debe hacer
consciencia de cómo se pone cuando está viviendo una situación cuya solución no
la tiene a la mano.
Debe, en tiempo real, observarse los efectos
que se está produciendo, aunque en ese momento no pueda controlarse, o no pueda
controlar el acto de pensar.
El acto de pensar es una acción negativa
cuando se tiene un problema y ya se tiene horas pensando, dando vueltas en la
cabeza a toda clase de pensamientos y con ninguno de ellos se ve solución.
El pensante cree que, por el hecho de estar
pensando, generando cualquier cantidad de contenidos con respecto al problema
va a encontrar la solución. Toda la noche y parte del día pensando, y lo que ha
conseguido es aumentar el tormento y el problema esta ahí, vivito y coleando burlándose
de él.
Cualquier pensante se puede dar cuenta que
esto no funciona. Por lo general, el pensante sabe de inmediato cual es la solución
a su problema.
Por ejemplo; no hay que comer, hecho muy común
en estos días en Venezuela. El pensante de inmediato se pregunta: “¿QUE HAGO?
Pregunta correcta. Pero a veces algunos no
son específicos, ensucian la pregunta diciendo: ¿Qué hago para conseguir
comida? Preguntarse de esta manera la respuesta va a ser mendigar un poco de
comida o robar. No puede decir voy a trabajar, debido a que todos en la casa
tienen el estomago vacío y no se cobra hasta que no se haga el trabajo, si es
que lo consigue.
La comida se compra con dinero; así que la
pregunta correcta; ¿Qué hago? No es para conseguir comida, es para conseguir o
producir dinero para comprarla.
El dinero se puede conseguir de muchas
maneras sin salirse de orden social, Se puede vender o empeñar las prendas; se
puede pedir prestado con intereses o para pagar con trabajo. Pedir el famoso “fiado”,
si existe un comerciante conocido que no lo tenga en la lista negra de los, “mala
paga”.
Pero lo que se puede ver con claridad en el párrafo
anterior, es que todas requieren que el pensante se ponga en ACCIÓN. Quizás
pase el día de hambre, pero mientras esté en acción está enfrentando el
problema y no tiene tiempo para estar pensando tonterías, enojándose o pegándole
la cabeza a la pared porque se siente impotente.
La impotencia es producto de la inacción. Por
supuesto que hay acciones innecesarias, o acciones inadecuadas por no tener
claro la respuesta a su pregunta de; “¿qué hago?
Siempre, siempre algo se puede hacer. De ahí
el mensaje que viene rodando de hace mucho tiempo de que: “todo problema tiene
solución”. La solución que nadie quiere es la muerte, sin embargo, hay quienes
la usan.
El verdadero problema del problema, o de la
situación que se vive, no es la situación, no es el hecho en sí, es lo que
considera el pensante. Es la importancia negativa que le está considerando. Ese
es su problema, aunque usted; “no lo crea”.
Igual que las soluciones, también son
producto de las consideraciones del pensante. Si el considera que no quiere, no
le gusta esa solución, o no puede, entonces no hay ACCIÓN. La solución que el
considera es otra, y esa otra solución posiblemente es con la que menos
oportunidad o probabilidad tiene para desaparecer la situación que llama
problema.
Los hechos son los hechos. Hay una hambruna
en Venezuela, nadie lo puede negar. Los responsables tienen a los afectados con
la atención puesta en un país del norte para que descarguen todas sus
maldiciones cuando pasen la noche con el estómago vacío.
Están muriendo muchas personas y seguirán muriendo.
La desnutrición destruye el sistema inmunológico, las defensas se debilitan y
la persona muere de enfermedades, no del hambre directamente, ya que algo come
todos los días. O un día sí y el otro no.
Pero aquellos que saben o pueden reconocer
sus verdaderos problemas, (sus consideraciones acerca de los hechos) no paran
de actuar. No sufren de impotencia, y si mueren con el estómago vacío, no viven
una muerte acosada por el desorden mental y el espíritu sumido en la tristeza y
el desamparo.
La realidad es la realidad. Quizás algunos desean
que yo descargue con maldiciones a los gobernantes por todo el mal que le han
causado y sufre Venezuela. Y resulta que, esas maldiciones, y esos deseos de
que se mueran, de que los maten, lo tienen casi todo el mundo y no ha
solucionado absolutamente nada.
La pregunta correcta para encontrar una
solución correcta es: ¿Qué hago? Y tan pronto se encuentre esa respuesta, dejar
de pensar tonterías y dedicarse a la acción dictada por esa respuesta.
Cada quien es libre para escoger la solución que
considera es la conveniente a “su problema”. Pienso que, si la mayoría coincidiéramos
en la solución que he considerado a mi verdadero problema, y a lo que considero
la causa de que yo haya llegado ha esta situación.
En primer lugar, mantuviéramos el buen
juicio de reestructurar nuestra personalidad, eliminando comportamientos o
maneras de pensar que nos quitan poder para dárselos a otros sin que nos demos
cuenta. Y, en segundo lugar, ya tuviéramos
unos gobernantes más apegados a los requerimientos de la mayoría de venezolanos.
Ha sido un placer. Buen provecho con tus
soluciones. Nos vemos pronto pensante; estoy escribiendo una novela, una entre
todas las acciones que hago para resolver mis problemas, me verán más esporádico.
Autor: Emilio R. fernandez Ramos
Correo: emiliofernandezr@hotmail.com
Te leo mucho no puedo comentar soy mujer y nunca lo he visto o quizas no he querido verlo interesnate tu manera de pensar o decir
ResponderBorrargraias
Gracias. Ayuda saber que el mensaje es bien recibido. Saludos.
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