ADVERTENCIA DE LA MADRE NATURALEZA
ADVERTENCIA DE LA MADRE NATURALEZA
Y
todavía se preguntan por qué estoy enojada, rabiosa, llena de furia. Es que
acaso son ustedes a los únicos que tengo que sustentarles la vida. Apenas han
puesto un pie en la luna y ya piensan que no les hago falta. Nunca antes la
especie humana se había comportado con tanta indiferencia y hasta con maldad
intencionada de destruir el habitad, que con tanto sacrificio y millones de
años sufriendo estoicamente la violencia abrupta de las fuerzas telúricas para
acondicionarles un ambiente acogedor a todas las especies para que hagan vida,
se había comportado de manera tan irresponsable. No me estoy quejando ante
ustedes, pero si siento la necesidad de decirles para que esos pocos inocentes que
aún existen, se enteren, que ya recibí la advertencia para que decida si esperar
para sacrificar a todas las especies cuando ustedes acaben con el equilibrio ecológico
en el planeta y no haya retroceso, o si opto por sacrificar parte de ustedes
antes de que sea demasiado tarde.
Ya ustedes saben lo que deben y no deben de
hacer. Bastante me costó esperar para que se dieran cuenta y tomaran conciencia
del impacto que tienen en el ecosistema. Tenía la esperanza que recapacitaran y
fueran amables y considerados con aquellos de ustedes que desean seguir reproduciéndose
aquí, y con el resto de las especies que están imposibilitados de modificar el
ambiente para adaptarlo a sus conveniencias.
Esa es la razón de mi enojo. Ver a la especie
que goza de la virtud de usar el intelecto menospreciando su propia vida. Es
algo nunca visto en los anales de la existencia de este universo.
La vida no acaba por el hecho de que ustedes
quieran acabar con sus vidas. Serán victimas de sus consciencias antes y
durante los apocalipsis climáticos que están por venir, si no recapacitan a
tiempo. Antes de que se termine de deshebrar el armonioso tejido que sustenta
las condiciones excepcionales de vida, que el creador les ha concedido para que
disfrutaran la experiencia de estar vivo. Piénselo bien y que tengan un FELIZ
AÑO. No vaya a ser que sea el último para muchos de ustedes.
Autor: Emilio R. Fernández Ramos
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