EL VIAJE A TRAVÉS DE TI ES UN VIAJE EN SOLEDAD
EN EL MUNDO INTERIOR PASAR DOS VECES POR EL MISMO SITIO, YA ES REDUNDAR
Hola amiga(o) pensante. El viaje que se hace a
través de uno mismo, es un viaje en soledad. Y uno mismo se compone de tres
pilares; el cuerpo, la mente y quien en esencia se es. El cuerpo no necesita ser presentado. La
mente sostiene la identificación, y la esencia de quien se es, es como una flor
que, aunque no la veas, impregna con su aroma. En este viaje interior, volver a
transitar por el mismo camino que ya se ha recorrido, es redundancia. No se va
a experimentar algo más que no sea lo mismo, y lo mismo choca y tiene roces
estridentes con este universo. La conciencia adquirida durante el viaje, es una
fuente de luz cuya claridad puede disminuir, más no puede aumentar; a menos que
se traspase los bordes de su alcance, y para ello hay que adentrarse en las
zonas oscuras donde no se ve nada, y al no ver, no se sabe que hay o que no
hay. He aquí el temor de los
principiantes, la osadía puede pagarse caro. Pero dejar de moverse por miedo al
no saber, es una agónica espera que atrofia el despertar del entendimiento. De
este paro forzoso proviene el redundar. Proviene el tener que repetirse, y al
hacerlo se le entrega el mando a la mente, cuya memoria garantiza lo mismo. Se
crea la zona de confort basándose en que ya se sobrevivió. Peligro puede haber
en el camino no transitado del cual no se tiene experiencia, y para adentrarse
en lo desconocido se necesita tener una disposición capaz de recoger las
consecuencias habidas y por haber y echárselas todas al hombro de manera
responsable. En las entradas de los caminos a través de uno mismo, se ven
saliendo a la gente espantadas, locas y atormentadas pidiendo auxilio. Han
estado pasando por un suplicio al tratar de conocerse, al tratar de encontrar
paz y serenidad interior para descansar del tormentoso mundo que les rodea. Y
lo que encuentran en su mundo es un infierno del cual ya no quieren saber más
nada. Pero es el verse solos en su propio mundo, donde nadie les puede hacer
compañía, lo que causa que duerman en las aceras de su mente permitiendo que
esta les provea compañía. Como hacen algunos que duermen con el televisor o la
radio prendida para no sentir la soledad. De hecho, hay quienes no tienen tanto
miedo a la muerte, como el miedo que tienen de quedarse solos en el cementerio.
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