¡QUE MALAGRADECIDOS SON!
¡QUE MALAGRADECIDOS SON!
PROSAS
Silencio… silencio por favor, estoy oyendo la vida. Ustedes quieren que
les preste atención para que oiga lo que están haciendo con sus vidas, y a la
vida la amortajan para su entierro, pero quieren hablar de todo lo que pueden
hacer con ella. Ya sé todo lo que puedo y no puedo hacer con mi ración de vida,
¿y eso qué? ¿De qué me sirve pavonearme con el uso que puedo darle a la vida,
si para vivirla plenamente tengo que sentirla, tengo que observarla, tengo que
oírla, y para hacerlo necesito guardar silencio y prestarle atención? El ser
humano sabe muy bien qué; cuando se pierde la vida, se pierde todo. Pero la
vida que le importa vivir con plenitud y que además es la fuente de su
sufrimiento, es la vida producto de su imaginación. La vida concedida
milagrosamente, la carga de manera descuidada, para entregarse a vivir la vida
que le apetece; la vida que el mismo se ha inventado. Solo despiertan cuando
sus sueños están amenazados porque a la verdadera vida parece que se le acaba
el tiempo. No sufren por la posible pérdida de la vida que el creador les
concedió, sino por lo que van a dejar de hacer con ella. Que malagradecidos
son.
Comentarios
Publicar un comentario