SABES QUE VAS A ENVEJECER, NO TE HAGAS EL TONTO


NO HAY NECESIDAD DE PERDER LA DIGNIDAD POR UNAS CUANTAS ARRUGAS EN LA PIEL

Hola amiga(o) pensante. Hay adultos mayores que parecen no haberse enterados que iban a envejecer. Cuando el ocaso se asoma y aparecen las primeras señales de envejecimiento se espantan del susto y entran en un fuerte estado de confusión.

Se hunden en la amargura, en el pesimismo y pisotean su autoestima.   

El no poder llevar su modo de vida como lo hacían con un cuerpo joven fuerte y sano, los deprime de tal manera que se van cayendo por la escala emocional hasta llegar a un estado de apatía, donde se lamentan hasta de estar vivos.

¿Por qué mejor no me muero? “Mejor debiera morirme”, “Ya no sirvo para nada”. Etc. etc. etc.

Mientras más se pierden las condiciones físicas y más imposibilitados de desenvolverse se van encontrando; estas personas dentro de la confusión que poco a poco les aumenta, empiezan a buscar salidas de emergencia.

Algunos como nunca, corren a refugiarse en sus creencias religiosas, otros quieren vivir la vida de sus hijos, de sus nietos y tataranietos, como vía de desahogo,

Otros se vuelven gruñones, mal humorados, para ellos el único modo de vida que debe existir es el que ellos vivieron en sus años dorados, así que detestan como se vive ahora. Por ahí se les ve en las redes con sus nostalgias y unos lagrimones añorando un pasado que no volverá nunca.

De estos adultos que ya se les encendió la alarma de que están envejeciendo, aparte de las que he mencionado, hay una gran variedad de casos. Pero a la gran mayoría lo que los tiene espantados es la proximidad de la muerte.

La muerte al igual que el envejecimiento, se sabe que ese es el destino de todo ser humano, pero sabiéndolo se vive como si nunca fueran a envejecer o a morir. Es una actitud de despreció hacia esos dos factores, que no vale la pena considerarlos en todos los proyectos de vida.

Y al no considerarlos, la vida les da sorpresa; como cuando se ven las primeras canas o sufren un accidente o enfermedad donde la muerte les dice; “oye necio aquí estoy, deja de estar creyendo que eres inmortal”.

El desamparo familiar y social en términos económicos o de recursos para alimentarse y cuidar la salud de los que ya no pueden por sí mismo ocuparse de producir lo necesario, es otra cosa. Está situación los termina de aplastar psicológicamente y acelera el deterioro físico, y la muerte se sienta al lado de la cama a esperarlos.

Envejecer y morir es tan natural que no hay motivos para perder la dignidad. Mucho menos dejar de exprimir lo más que se pueda las experiencias de estar vivo para disfrutar hasta la ultima gota junto al último respiro, esta bendición del Creador Supremo.

Buen provecho con tus años de vida.

Autor: Emilio R. Fernández Ramos  

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