¡AY QUIEN PUDIERA!
POEMA
¡Ay quien pudiera!
Con un profundo suspiro, es lo único que me queda, exclamar: “ay quien pudiera”.
He intentado con todo. No ha sido por falta de intención, o de no hacer las
diligencias necesarias con mi antorcha llameante de amor, para encender el
pebetero en tu corazón y se dé inicio a las olimpiadas de tu amor conmigo. Pero
tu corazón es como un ovulo amoroso con la peculiar característica que no se
une con el primero que llegue, se toma su tiempo para dejar que todas las
antorchas de todos los pretendientes intenten encenderlo, y deja que sea por
providencia de sus sentimientos, los que causen el encendido de tu amor. ¡Ay quien
pudiera!
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