¿QUÉ PASA CONMIGO?
QUE NO LE HAS “PARADO BOLAS” A TU ACTIVIDAD PENSATIVA
Hola amiga(o)
pensante. ¿Qué pasa conmigo? Interesante pregunta. Esta es una pregunta que le
indica al pensante que va empezar a buscar respuestas por el camino correcto.
Llegó el momento
que empieza a considerar que los problemas o las causas de los problemas,
podrían estar en él, o dentro de él.
De su mente
provienen todos los dictados para sus comportamientos, su modo de ser y su
manera de ver y entender la vida. Es tiempo de que se convenza que el modo de
vida y los hechos casuales que desafortunadamente le suceden, le suceden por
ser quien es y como es.
Por esa razón desea
ser como muchas personas a su alrededor que parecen ser más afortunados que él.
Personas que tienen buena suerte, que el éxito llama a sus puertas; y él no
pega una, ni en lo material, ni en lo sentimental. Aquí está, pasando por
problemas económicos, amorosos y hasta la salud le está echando vainas.
Pero su suerte va a
cambiar; si de verdad comienza a contemplar la posibilidad de que el mismo sea
la causa de sus problemas. Y no solo la causa, se ha convertido en sus
problemas.
“Nada le sale
bien”; “todo le sale mal”, “dice que ese es su destino”, “tiene mala suerte”; y
lastimosamente se repite; “quién fuera como esa persona”. ¿Es o no es, ese pensante su propio problema?
No es una tarea
fácil empezar a considerar que quien tiene que cambiar es uno. Se ha estado
tanto tiempo echando culpas, maldiciendo, tratando de cambiar a las otras
personas para que sean como uno cree que deben de ser con uno. Se sigue
compulsivamente tratando de demostrar a titirimundi que se tiene la razón, que
se ha estado en lo correcto; que la manera de pensar es correcta; que los
equivocados son los demás, y hasta Dios es un injusto al no concederle a uno todos
los buenos deseos que se tienen.
Este mal hábito,
esta tonta manera de pensar, de ser, se ha estado ejercitando por mucho tiempo.
Ya la mente, los patrones de reacción, las palabras, gestos y hasta el modo de
caminar, se han establecido hasta en los huesos.
“Pero el que
persevera vence.” No es que uno mismo sea su propio enemigo o su propia
barrera. Tú nunca has deseado mal para ti.
Y cuando piensas
los haces con todo el buen deseo de que todo te salga bien. Pero. Que vaina que
nunca falta un pero.
Nunca le has parado
bolas a tu actividad pensativa. Has creído que tu modo de ejecutar tu acto de
pensar es la manera natural, y que se puede pensar y producir pensamientos de
cualquier manera.
Ahora, si sabes
porque lo has comprobado, que tus pensamientos, sean conclusiones, decisiones o
ideas, son determinantes en el destino que has tenido hasta el día de hoy.
Todo lo que has
hecho o has dejado de hacer, han sido decisión tuya. Quizás has hecho algunas
cosas obligado, pero estuviste consciente del hecho. Pero el resto de tu vida,
no pareces estar consciente que han sido tus decisiones con las que te has
conducido tan mal.
Éntrale de frente
al acto de pensar, para que dejes de estar produciendo pensamientos a la
ligera, de manera compulsiva, o creyendo que eres el más inteligente del mundo.
Si no puedes
dominar a voluntad y como quieras tu imaginación, o tu mente es la que te
mantiene recordando reiteradamente cosas en contra de tu voluntad; entonces
estás bien jodido.
Contempla el acto
cuando piensas. No te ocupes todavía de lo que piensas. Los errores están en la
ejecución, en el proceso. Por ejemplo; como piensas cuando estas “arrecho,” alegre,
triste, asustado, deprimido, nervioso, aburrido, etc. Observa cómo se comporta
tu control en esos diferentes estados emocionales.
Contemplar es una
forma de estudiar. Y se estudia con el propósito de aprender o entender, y el
control solo es posible acompañado del entendimiento. Prueba manejar o dominar un avión de combate
sin ningún conocimiento.
Ya te hiciste la
pregunta: ¿Seré yo el problema? Estudia esa posibilidad.
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