LA ESPIRITUALIDAD ES NATURAL


LOS PROBLEMAS QUE SURGEN POR TRATAR DE SER LO QUE YA SE ES

Hola amiga(o) pensante. Para muchas personas vivir una vida espiritual, es vivir de acuerdo a los pensamientos producidos acerca de ese tema. Es decir, es un modo más de vida psicológica producida por el mismo pensante.  

Ser espiritual como pretenden muchos, es ser de acuerdo a los contenidos o significados de sus ideas o pensamientos. Que por lo general se han acordado con ideas que la sociedad viene manejando o usando de distintas maneras desde hace mucho tiempo.

¿Necesita un ser espiritual acordar o considerar que es de naturaleza espiritual para poder ser lo que ya es?

No es de extrañar el comportamiento compulsivo y hasta obsesivo de tratar de poner su alma o espíritu a salvo. Toda la práctica de esta imaginada espiritualidad o vida espiritual se fundamenta en poner a salvo el espíritu. Mientras más puntos ganen, más seguridad de ser salvados. 

El desenvolvimiento de estos espiritualistas con la naturaleza y la sociedad, lleva trasfondo el propósito de ser beneficiado con la salvación del alma. Ser buena gente, amable, caritativo, bondadoso, y todos los comportamientos reconocidos que pueden aportar puntos para ser elegidos, son obligatorios.

Esto requiere aprenderse bien la lista de lo que está bien o mal, para no meter la pata por ignorante.    

¿Y dónde queda la verdadera espiritualidad?

¿Cómo es que no se puede ser de manera espontánea quien verdaderamente se es?

La vida en la naturaleza se muestra y se expresa de manera espontánea. El ser humano es el único que no puede ser y se ve obligado a usar su inteligencia para inventar un modo de ser.

Desde el momento que nace, es rodeado y acosado para que piense en cómo tiene que ser. Todos los que se le acercan tienen sus propias ideas de cómo debe ser, y el bebé lucha por dejar salir quien en esencia es, pero no puede. Son demasiados quienes lo acosan en la familia y luego los mandan a la escuela para que lo conviertan en alguien importante, y ahora las redes y su novedosa tecnología los están rematando, quitándoles lo que les queda de espiritualidad natural.

Ya a muchos les ha caído la pared encima. Quitarse esa gran cantidad de escombros no es tarea fácil, sobre todo si el derrumbe no para. Pero.

En este caso; qué bueno que siempre aparece un pero. Aquel que todavía está respirando puede despertar y recuperar su verdadera vida espiritual.

Autor: Emilio R. Fernández Ramos  

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