EL SECRETO DE LA PSIQUIS

 

YA NI TU MISMO TE PODRÁS ENGAÑAR

Hola amiga(o) pensante. Quizás a muchos no les interese el tema, pero ignorar la psiquis es ignorarse a sí mismo. Y ya sabemos que la ignorancia nos convierte en seres hasta inferiores en consciencia que los animales y plantas. Ellos por lo menos, aunque sea por instinto se cuidan de sobrevivir conservando su habitad.

El ser humano es un ser que produce mediante el acto de pensar la psiquis con la cual modela su personalidad y produce los estados de consciencia con el que se desenvuelve en este plano terrenal, y en cualquier plano en el que se encuentre.

Nadie es quien es o como es, porque trae la programación de su personalidad en los genes. Esta memoria genética, se ocupa del cuerpo. El cuerpo no ha escogido todas las parejas sexuales con las que se han relacionado, aunque las hormonas se alebresten, el pensante tiene que pensar y decidir si hace sexo o no.

Los seres humanos han probado todos los métodos, incluyendo la tortura, el miedo, el engaño, manipulaciones psicológicas, para intentar modelar la personalidad de otros y nunca lo han logrado, excepto si la persona ha dado su consentimiento. Y este consentimiento es la psiquis que lo convierte, en lo que otro quería que se convirtiera.

Por ahí se ve a cantidades de gente que quieren convertir a otros en creyentes de lo que ellos creen. Pero el Dios que le están ofreciendo solo lo recibirá si da su consentimiento. Hasta ese Dios parece que no va a cambiar la manera en que concibió la vida. Es el ser humano quien debe producir su propia psiquis.

Es posible que a esta altura no sepas que es la psiquis, pero si sabes que los seres humanos son efectos de sus pensamientos, y se crean así mismo condiciones psicológicas que pueden hacer su vida miserable o maravillosa.    

No existe la felicidad ni ningún estado emocional o sentimental si no se lo produce la misma persona. Existen estímulos, motivos, razones, circunstancias, hechos, etc que incitan al pensante a producir ciertos estados. No es como mucha gente cree, que son esos hechos los que producen su energía psíquica.

Los pensantes que no miren con claridad el hecho de que todas las condiciones psicológicas que lo hacen ser como es, o sentirse como se siente las producen ellos, están jugando a la ruleta rusa todo el tiempo.

Es decir, lanzan los dados y es como si dijeran; “que sea los que dios quiera”.

Hasta la ciencia ha tenido que separar información de significado, para poder darle utilidad en el desarrollo de toda la tecnología que ha creado.

La información es el tipo de energía, por ejemplo, un tipo de onda de radio. Y el significado es el uso que le damos. Por ejemplo, el oído recibe ondas de sonido, las conmuta y viajan al cerebro como un tipo de estímulo eléctrico, y allí se interpreta y nos dice lo que significa.

Otro ejemplo, las palabras son conjuntos de sonidos que expresan una idea. Los sonidos que oyes son energía real, y la idea es el significado.  

Bien. La psiquis es el significado que el pensante produce al interpretar, evaluar, valorar, suponer, etc, lo que algo significa para él.

Le decimos energía psíquica, por la manera tan evidente y fuerte que se manifiesta, al ver las conductas y condiciones psicológicas que muestran todos los seres humanos.

Pero puedo decirles que esta “energía” proviene de la misma naturaleza del pensante. (Espiritual). La naturaleza del pensante, en su esencia no es física. Inclusive, proviene de más allá del comportamiento cuántico de la energía.

El acto de pensar es el acto de producir PSIQUIS. Al llegar a una conclusión, aun saber o entendimiento, ya has producido un significado para ti.

“Nadie me quita lo aprendido, o lo bailado”. Dicho popular, donde se ratifica el significado que tienen para ti tus experiencias.

El acto de pensar es una acción, es un proceso, y está comprobado que, si quieres ser más eficiente en lo que haces, debes enfocarte en el como lo haces. Si no pregúntenles a los prospectos del futbol, el básquet, o el beisbol, el duro trabajo que tienen que hacer, para ser grandes ligas.

Autor: Emilio R. Fernández Ramos