¿CÓMO CONFIAR EN MÍ SI AÚN NO ME CONOZCO?

  


UN NUEVO IMPULSO PARA LA AUTOREALIZACIÓN

Hola, amiga(o) pensante. La confianza en uno mismo es fundamental para aumentar nuestras probabilidades de éxito y alcanzar todo aquello que nos proponemos. Es curioso cómo, al observar y escuchar a alguien hablar de sus sueños y metas, podemos percibir su nivel de confianza para lograrlos. Más allá de la elocuencia de sus planes, la verdadera confianza se revela en los detalles, en esa seguridad que se irradia si prestamos atención.

Sin embargo, hay un aspecto crucial que a menudo pasamos por alto: el autoengaño de sentir una confianza plena en un "sí mismo" que en realidad desconocemos. Este "sí mismo" suele ser una construcción mental vaga, basada en la sensación de ser nuestro cuerpo, en los recuerdos que nuestra mente nos presenta, y en las creencias que otros han depositado en nosotros.

Este "mí mismo" que afirmamos ser es donde depositamos nuestra confianza. Algunos, con más audacia, se identifican con lo espiritual, aferrándose a la creencia en un espíritu o alma (cuya ubicación desconocen), como si esa creencia no experimentada fuera una verdad innegable.

La mayoría de las personas operan con una confianza basada en su interpretación de lo que observan al planificar o ejecutar sus actividades diarias, ya sean laborales o domésticas. Un vendedor confía en sus técnicas, un ama de casa en su rutina. Esta confianza se basa en el conocimiento adquirido y en las estrategias aprendidas para resolver situaciones.

Pero la vida no se trata solo de sobrevivir, sino de progresar, de desarrollarnos personalmente, de abandonar hábitos que ya no nos sirven. Es aquí donde la confianza en uno mismo debe encontrar un anclaje más sólido: en un "sí mismo" que hemos experimentado y comprobado, un "yo" que trasciende las identidades previas que creíamos ser.

Te invito a preguntarte: ¿Quién soy realmente? Escucha tu respuesta, examínala con detenimiento y pregúntate si te convence al 100% de que esa descripción es tu verdadera identidad. Puede que esta reflexión te parezca confusa, pero te animo a realizar esta prueba para que observes quién es ese "sí mismo" en el que depositas tu confianza.

Sé valiente. Si la descripción que tienes de ti mismo no te convence por completo, es probable que experimentes un vacío, una sensación de incertidumbre sobre tu propia identidad. ¡Excelente! Has dado el primer paso, has abierto la puerta de esa prisión de creencias limitantes y te encuentras en un territorio desconocido. Permítete vivir en esa incertidumbre por un tiempo, sin la necesidad de definirte, hasta que empieces a sentir tu presencia constante, tu existencia más allá de cualquier descripción.

Ser consciente de nuestra presencia es invaluable. No importa si no podemos percibirnos con los sentidos o si ya no confiamos en los recuerdos que nuestra mente nos ofrece. Sabemos que estamos aquí y ahora, manteniendo activos nuestro cuerpo y nuestra mente.

Esfuérzate por notar tu presencia activa, por ser consciente de tu estar en este momento. Para ello, necesitas recuperar el dominio de tu ATENCIÓN. La atención es la fuente de nuestra consciencia. Donde la enfoques, esa será la realidad que experimentes. Si estás recordando, vives en el pasado; si estás imaginando, te encuentras en el futuro, atrapado en tu mente y ausente del presente.

(Aprovecho para mencionar que ya cuento con el certificado de derechos de autor del "Manual del pensante", un avance significativo. En él encontrarán herramientas para recuperar el autocontrol y el dominio de la mente.)

Ha sido un placer. Autor: Emilio R. Fernández Ramos  

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