NO DEJES QUE LA VEJEZ SE APODERE DE TI


"EL QUE NO OYE CONSEJOS NO LLEGA A VIEJO."

Hola, amiga(o) pensante:
La reacción natural ante el envejecimiento suele ser frenar hasta el límite para intentar detenerlo. Nadie quiere envejecer, y este deseo de permanecer joven puede convertirse en un factor psicológico que, poco a poco, ocupa tu mente. Al final, la resignación llega, y con ella, frases como: "Está bien, soy viejo y sigo envejeciendo."

Este pensamiento puede intensificar una sensación deprimente que reduce tu calidad de vida. Día a día, tu espíritu se convence de que está en declive, de que ha perdido aquello que significa ser joven. Pero ¿qué representa realmente la juventud para ti?

Piénsalo bien, oye tu respuesta antes de continuar. ¿Es solo el cuerpo lo que está cambiando? O quizás, sin darte cuenta, estás perdiendo algo más profundo: tu estado de ánimo, entusiasmo, tu capacidad de disfrutar, de jugar, de interesarte por las novedades que el mundo ofrece. Con la excusa de que "ya no eres joven," permites que toda esa vitalidad se desvanezca.

Sí, el cuerpo envejece, y nadie puede evitarlo. Pero ¿qué pasa con tu espíritu? Mientras tu vida sigue adelante, ¿vas a elegir lamentarte y mostrarle a tu familia que eres un “muerto vivo,” o vas a recuperar esa energía y entusiasmo que realmente definen tu calidad de vida?

No se trata de ignorar la realidad del envejecimiento físico, sino de rescatar lo que realmente importa: la actitud con la que enfrentas cada día. Hay evidencia de que un cuerpo envejecido puede estar acompañado de un espíritu joven y vibrante, mientras que, lamentablemente, muchos cuerpos jóvenes han caído presa de un espíritu envejecido.

La muerte llegará inevitablemente, pero que tu atención no esté allí. Que tu enfoque esté en la vida, en vivirla plenamente, en soñar en grande como si tuvieras mil años por delante para cumplir esos sueños.

Saca a ese joven que hay dentro de ti. No permitas que el viejo psicológico tome el control. Tu calidad de vida no depende solo de tu cuerpo, sino de tus pensamientos, ideas y creencias. Dedícale atención a tu cuerpo, sigue las recomendaciones para mantenerlo en las mejores condiciones posibles, pero no descuides tu alma ni tu mente.

Recuerda siempre:
"El que no oye consejos no llega a viejo."

Autor. Emilio R. Fernández Ramos  

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