LOS CELOS DESTRUYEN LA RELACIÓN

  


SIN QUERER, CON LA IMAGINACIÓN PUEDES ARRUINAR TU VIDA

Hola, amiga(o) pensante. Es casi imposible razonar con alguien atrapado por los celos compulsivos, pues su imaginación construye una realidad subjetiva tan absoluta que la convierte en su única verdad, impermeable a cualquier argumento.

Las personas consumidas por los celos actúan contra quienes aman, dando por hecho sus propias fantasías. La furia desbordada nubla su juicio, llevándolos a cometer injusticias terribles. Lo más alarmante es que, incluso al confrontar pruebas de su error, son incapaces de reconocer que todo fue producto de su imaginación.

Pero esta distorsión de la realidad no se limita a los celos. Existen diversas formas de paranoia, un estado mental marcado por la desconfianza extrema, la sospecha constante y la creencia firme de ser perseguido, acosado o engañado. Recordemos a Don Quijote, cuya imaginación transformaba molinos de viento en feroces enemigos.

El problema radica en que la imaginación, siendo fundamental para todo proceso de pensamiento desde la infancia, puede convertirse en un arma de doble filo. En las primeras etapas de la vida, cuando la memoria es limitada, la imaginación juega un papel crucial en la exploración y comprensión del mundo. Es la puerta que nos permite integrar y dar sentido a nuestro entorno. Con el tiempo, la experiencia y la información nos ayudan a discernir entre la fantasía y la realidad, relegando las construcciones imaginarias infantiles, como Papá Noel o la cigüeña, a recuerdos entrañables.

Sin embargo, al llegar a la adultez, podemos perder el control sobre nuestra mente y sus mecanismos de imaginación y recuerdo, quedando atrapados en realidades subjetivas. Estas imaginaciones dejan de ser reconocidas como tales y se perciben como verdades sensoriales. Imagina a alguien hipnotizado a quien se le da una cebolla, haciéndole creer que es una manzana. Su vista, su olfato y su gusto le dirán que es una manzana, y la disfrutará plenamente. Todos los demás verán una cebolla, pero la sugestión es tan poderosa que la realidad subjetiva inducida convencerá al hipnotizado de que está comiendo una manzana.

La imaginación puede alcanzar ese nivel de intensidad, llevando a la persona a una autosugestión donde todo lo que imagina se siente real. Tristemente, la persona no es consciente de esta distorsión, lo que hace imposible razonar con ella o mostrarle otras perspectivas.

Dado que los celos amorosos son un fenómeno común, podemos utilizarlos como ejemplo. Muchos han experimentado cómo la imaginación se descontrola, atrapándolos en un torbellino de suposiciones. Al mismo tiempo, pueden observar cómo sus emociones se intensifican, impulsándolos a planificar y ejecutar acciones que, vistas en retrospectiva, les causarían profunda vergüenza por su ridiculez.

Los dramas de celos infundados son, en esencia, una farsa. Personalmente, al darme cuenta de lo absurdo de mi comportamiento, abandoné esa actitud irresponsable. Pero es crucial saber cómo reaccionar ante engaños o traiciones reales, porque ocurren. ¿Estás preparado o preparada? Si no lo estás, seguirás sufriendo y haciendo el ridículo por sentirte rechazado o abandonado.

Aprende a dirigir tus pensamientos y conviértete en un pensador libre de los efectos negativos de tus propias creaciones mentales.

Autor: Emilio R. Fernández Ramos  

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