LA MENTE DESORIENTADA Y SUS CONSECUENCIAS

 


UN MAL CONDUCTOR MENTAL NO DEBE CULPAR A SU MENTE O PENSAMIENTOS DE SUS ACCIDENTES

Hola, amiga(o) pensante.

¿Qué elegirías entre la salud mental y la salud física? La respuesta es evidente: ambas son inseparables y vitales. Sin embargo, es crucial reconocer que el cuerpo a menudo sufre las consecuencias negativas de los desórdenes psicológicos originados por una gestión inadecuada de la mente.

Estos errores o esta mala gestión mental pueden remediarse e incluso evitarse si prestamos atención consciente a nuestra actividad pensativa. A lo largo de la vida, enfrentamos situaciones difíciles que generan inestabilidad y alteran nuestro proceso de pensamiento, llevándonos a una pérdida de autocontrol. Estas experiencias dejan secuelas psicológicas que se integran en nuestra personalidad, modificando nuestras actitudes y volviéndolas menos efectivas para dirigir nuestra mente con destreza.

Desde el inicio de la existencia, estamos expuestos a circunstancias adversas cuyos efectos se incorporan a nuestra personalidad, erosionando nuestro autocontrol. Esto dificulta que recuperemos nuestro estado natural de serenidad y cordura para guiar nuestros pensamientos y emociones.

No es necesario evocar el pasado para identificar las fallas en nuestra "conducción" mental. Podemos examinarlas y trabajar en ellas aquí y ahora para corregir las torpezas que cometemos. Es en el presente donde experimentamos la amargura, el estrés, la depresión, la tristeza, el deseo de rendirnos, la inquietud y el sufrimiento por no sentirnos como desearíamos.

El conocimiento es un poder fundamental. Nadie puede aspirar a dominar su mente, sus pensamientos o sus emociones sin una comprensión profunda que permita ejercitar, entrenar y corregir los malos hábitos o las formas de actuar ineficaces en nuestra relación con la mente.

Esta relación con nuestra mente se ha deteriorado y, como en cualquier vínculo, cuando esto sucede, las cosas no marchan bien. Si no realizamos los cambios necesarios, la situación empeora y se torna peligrosa, muy peligrosa para nuestra salud mental y física.

Resulta sorprendente el escaso interés que muchas personas demuestran por prestar atención a su actividad pensativa. Es innegable que sufren los efectos negativos de una mala relación con su mente. Sin embargo, optan por ignorar que existen causas subyacentes en la forma en que gestionan su pensamiento, causas que están generando sus problemas.

Prefieren soluciones inmediatas, fórmulas mágicas, trucos o atajos, en lugar de invertir tiempo y esfuerzo en aprender a corregirse como pensadores. Estas personas han sido testigos durante mucho tiempo del deterioro de su bienestar psicológico, pero ignoraron las señales hasta que la crisis se hizo inevitable. Y aun entonces, esperan una cura instantánea.

Lamentablemente, esto no sucederá. Un conductor negligente que atropella peatones y causa accidentes por su mala manera de conducir no se convertirá en un conductor ejemplar con una multa o unos meses de prisión. Del mismo modo, quienes son víctimas de su propia mente por su incapacidad para gestionarla no se transformarán en pensadores hábiles con unas pocas pastillas o diez horas de terapia.

Aquellos que tienen veinte, treinta, cuarenta, cincuenta o más años, han dedicado esos años a "entrenarse" para deteriorar su relación con su mente. No pueden pretender ahora que en unas pocas horas se les convierta en pensadores expertos capaces de dominar sus pensamientos y emociones.

Todos coincidimos en que nuestra forma de pensar moldea nuestra manera de ser y, por ende, nuestra manera de "conducirnos" en la vida. Nos hemos identificado con pensamientos limitantes y de baja calidad que nos convierten en pésimos "conductores" de nuestra propia mente. Pero, ¿cuáles son esos pensamientos? ¿Necesitamos descubrirlos o enfocarnos en generar nuevos pensamientos?

La respuesta es clara: mientras sigamos siendo "malos conductores" mentales, no importa cuántos "vehículos" nuevos utilicemos (nuevos pensamientos), terminaremos chocándolos. Hasta que no aprendamos a "conducir" nuestra mente de manera efectiva, cualquier nuevo pensamiento se convertirá rápidamente en un caos mental.

Para lograr esta transformación, se necesita un manual que nos guíe sobre cómo entrenarnos y corregir las fallas en el proceso de pensar y gestionar nuestras actividades mentales automáticas. Afortunadamente, ese manual está en camino de ser publicado.

Autor: Emilio R. Fernández Ramos  

Comentarios

Entradas más populares de este blog

¿ÁNIMO POR EL SUELO?

HAZLO POR TU BIENESTAR

EL MIEDO A LA MENTE