EL AMOR Y LA LUZ

 


EL AMOR Y LA LUZ

(Prosas punzantes)

El amor al igual que la luz en su más integra pureza carece de color, ambos son de una transparencia sublime, ya que ambos provienen y conservan el aliento de la divinidad. Las tonalidades no existen realmente, por lo tanto, es innecesaria la realización de composiciones para armonizar y separar la belleza de la fealdad, lo bonito de lo feo, los amo o los quiero, de los no los amo o no los quiero. Pero el amor al igual que la luz permite que se le descomponga para beneplácito de la diversidad de opiniones de las consciencias auto-creadas que se comportan como prismas para descomponer o echar a perder la inmaculada función del amor cuando conserva toda su pureza. Los dueños de los prismas mentales usan del amor una ínfima cantidad de tonalidades para amar a un reducido grupo de personas y cosas, en distintos grados de importancia. Se puede contar con los dedos a quien se ama y cuanto se les ama. En esa misma medida la belleza y la fealdad se acentúa o disminuye en importancia; a los que se ama no se le ve lo feo, lo malo, ni los defectos. El resto de la gente y la existencia en general es vista con indiferencia. Importa muy poco lo que le pase al mundo y a la humanidad. Todo el amor de los que dicen sentir amor en sus corazones, se reduce a las cuatro personas y cosas que le gustan. Y así dicen seguir y ser leal al gran maestro del amor que nos visitó hace unos dos mil años. Con razón la humanidad va en sus relaciones de mal en peor.

Autor. Emilio R. Fernández Ramos   

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