¿PRODUCES PENSAMIENTOS O LOS PENSAMIENTOS TE PRODUCEN A TI?

  


EXPERIENCIAS ESPIRITUALES NOVEDOSAS

Que alguien no pueda permanecer confortable en su propio mundo, da que pensar, y mucho más si se queda atrapado en su propia creación.

Los pensantes construyen laberintos psicológicos y los primeros que se pierden y no encuentran la salida son ellos. Luego viven una vida tratando de entender dónde están y que hacen ahí.

¿De dónde vengo, a donde voy y que vine hacer a esta vida? Son interrogantes que le ocupan gran parte del tiempo, y muchos se van sin respuestas.

Es obvio que se producen pensamientos, pero el proceso de terminar convertido, empaquetado y momificado con sus contenidos, se produce de manera inadvertida.

Se les da uso a los pensamientos y sin darse cuenta se termina convencido que es esa memoria que tiene de ellos. Ese que se considera que es, o cuando habla de yo mismo, está refiriéndose a la memoria que tiene de su trayectoria en la vida.

Esta memoria o recuerdos, se confunden con estar consciente de la verdadera esencia o naturaleza espiritual. A tal punto que los buscadores de la verdad de este asunto, lo hacen convertidos en quienes piensan que son, para encontrar a ese que creen que son.

Si alguien piensa que es, eso que piensa que es, no es. No se puede verdaderamente ser lo que se piensa.

El que piensa se encuentra con un dilema; en este universo se necesita un medio o algo para poder hacer cosas, y el acto de pensar no puede ser la excepción. Por eso se mantiene firme con el cerebro, también llamado mente, de ser el medio para pensar, pero como no puede percibirse como pensador, concluye que el cerebro es el pensante. Y su esencia espiritual queda entre dicho.

Cuando el cuerpo muera tiene que irse al más allá sin cerebro. Ese dilema, le revuelve toda su filosofía espiritual.  

Más allá de las respuestas lógicas a este respecto, lo que queda es especulación. Aun no hay suficientes pruebas científicas de los contradictorios fenómenos cuánticos, mucho menos de una naturaleza fuera de este universo conocido.

Pero demostrado está el empecinamiento por saber que por espontaneidad brota de muchas personas, y mientras la humanidad exista nada ni nadie detendrá su búsqueda de la verdad más allá de las verdades conocidas.    

Aunque para efectos prácticos los pensantes deben llegar a conclusiones para poder decidir; concluir, sabiendo que no ha llegado al final del camino, no es opción.

Los pensantes, en su afán de saber, optan por volver al principio para saber cómo comenzó la existencia y así entenderlo todo. Reconoce ser un sobrevenido a una fiesta universal que ya había comenzado, y desconoce los motivos de tal celebración y para que fue invitado.

Pero al buscar respuestas por el principio, se tropiezan con un ”antes del principio”, y al verse obligado a suponer o a especular, la ciencia se niega a formar parte de quienes lo hacen.

La espiritualidad puede ser una experiencia subjetiva. Es decir, sujeta a pensamientos como cualquier otra experiencia, estos hechos convertidos en realidad para el que los concibe y con la autoridad para diseminarlos, se han convertido en conclusiones absolutas de lo que es la verdad. Y la espiritualidad tiene pocos seguidores por caminos alternos.

Ya se le a prestado bastante atención al “algo”, y se sigue enfocado en encontrar más “algo” de este universo. Y se encontraron que está relativamente vacío en un 95 %, pero seguimos abrumados por ese 5 % que parece llenarlo todo.

Para descansar de ese insignificante, pero abrumador algo, presto atención a la Nada, Haciendo eso ocurren experiencias espirituales novedosas como para pasar toda la vida celebrando.

Ha sido un placer. Buen provecho.

Autor: Emilio R. Fernández Ramos. 

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