CLAVES PARA EL AUTOCONTROL

SI ESTÁ OSCURO ENCIENDE LA LUZ QUE TE PUEDES ESTRELLAR

 Hola amiga(o) pensante. Controlarse a sí mismo es un gran reto, sobre todo si no se tiene comprensión de lo que se quiere controlar.

 Aunque parece de Perogrullo que todo el mundo se conoce, que sabe quién es, a la hora de controlarse no sabe de qué manera se va a agarrar, a sujetar o darse órdenes para lograr


la calma, la tranquilidad o la serenidad.

 Es obvio que no es su cuerpo. Demostrado está que, aunque le pongan una camisa de fuerza, su descontrol no desaparece. Y si le ponen unas poderosas drogas, lo neutralizan durante el tiempo que dura el efecto.

  Son ejemplos de casos extremos, pero todos ellos estuvieron padeciendo de pequeños descontroles temporales. Iguales descontroles sufren todas las personas, solo que la mayoría se las arregla para sobrevivir con su locura temporal a cuesta, expuestos a un quiebre violento que los mande a la olla de la depresión.

  He mencionado en otros artículos que la forma más sencilla de tener evidencias, pruebas y hasta experimentación de existir como lo que en esencia somos; es prestarle atención a la atención.

  Sin atención no hay consciencia de que se está existiendo. Si alguien quiere saber algo, debe prestarse atención.

  Observen en este momento. Pongan atención en sí mismos. Comprobaran que existen. No se preocupen si no se pueden ver. La certeza de saber que saben que están ahí consciente de SER, es suficiente para iniciar un proceso que mejore el autocontrol.

  Se necesita hacer esta práctica para lograr un grado de certeza que penetre la mente y pueda impedir que use los métodos y factores de identificación con que se le ha programado.

  Si no se hace, la atención no puede ser recuperada en su totalidad, ya que la mente exigirá que se le preste atención a lo que ella en sus cómputos determina como prioridad que el pensante debe hacer o saber.

  Toda la vida nos la hemos pasado fortaleciendo la mente. Le hemos entregado el poder y hemos dejado que ella se adueñe de las automatizaciones de manera descuidada.

  Es por esa razón que el pensante, a la hora que necesita manejar su atención a voluntad; no puede.

  Y suceden una de estas tres cosas: a) su atención se queda fija en algo que la mente determina y el pensante por más que luche no puede soltarse de ese algo.

 b) El pensante no puede fijar o enfocar la atención el tiempo que desea o necesita hacerlo. En casos extremos divaga tanto que ni siquiera puede hacer consciencia de sí mismo, de otras personas o de sus propias actividades que normalmente ejecuta.

 c) El pensante usa su atención con libertad.

  Con estos tres puntos esclarecidos se puede entender de qué se trata el autocontrol: ATENCIÓN CONTROLADA.

  Aquel que no cuida o es descuidado con su atención, pierde paulatinamente el control. Y eso es lo que de manera habitual hace casi todo el mundo, todos los días de su vida.

 Controlas tu atención y te estas controlando a ti mismo. Y, por otro lado, le estás demostrando a tu mente y pensamientos quien es el que manda en la casa.

 Sin siquiera ocuparse de desenterrar todos esos malditos pensamientos que, de manera inconsciente, usa la mente, y que causan malestares físicos y emocionales, pierden sus hegemonías y la fuerza impositiva de sus mandatos.

  Existen dos maneras de hacer uso de la atención de manera consciente para beneficiarse. Pero esto solo es posible en quienes han logrado suficiente nivel de control de su atención.

 La primera de estas es; “usar la atención sin intención”, y la segunda; “usar la atención con intención”.

  La manera usual de usar la atención, es con intención. Siempre queremos saber, siempre queremos lograr o alcanzar un objetivo, o existe algún interés de por medio.

  Casi nunca el pensante usa la atención de manera libre y desinteresada, pero consciente de lo que hace. Toda la preocupación está en enfocarse en algo, y ocurre que ya se tiene cualquier cantidad de data en la mente que es usada para evaluar o examinar a ese algo.

  Sucede que todo el conocimiento adquirido en mayor o menor grado es una forma de prejuicio, Ya existe un marco de ideas o una zona determinada por donde se permite el pensante moverse.

  Así que, de la inmensa realidad de detalles y acontecimientos pasados, presentes y futuros que existieron, existen o existirán, solo se permite ver una pequeña porción. Se tiene prohibido ver el resto o saber de ellos. Está encerrado en los muros que ha instalado, con ideas de lo que sabe o no sabe, pero sabe que no lo sabe. Con ideas de lo que cree o no cree, o de lo que considera factible o no.   

  Más que prohibido, se ha incapacitado para ir más allá de su zona de confort o limitaciones que se ha impuesto con el conocimiento, o de todo lo que ha aprendido y de los cuales ha generado ideas, pensamientos o creencias.

  La capacidad cognitiva se usa en una mínima expresión y se desperdicia una inmensa posibilidad de traer a existencia conocimientos novedosos para uno y para los demás.

  El poder creativo tiene una fuerza de atracción que le resta impulso. La inventiva y genialidad se mueve a paso lento y con mucho esfuerzo. 

  Aquel que se da cuenta que necesita autocontrol, y aquel que necesita, pero no lo puede ver, la recomendación más valiosa que les he podido dar; es que se ocupen de su atención con atención.

 Al controlar la atención el pensante se está controlando a sí mismo.

  Así se sientan o se crean indestructibles o poderosos, resulta que este es el camino a la libertad espiritual, hay que seguir un poco más adelante, se llevaran una grata sorpresa.

  En otras palabras; el camino a la iluminación. El que tenga ojos que vea.

  Ha sido un grato placer. Buen provecho con tu autocontrol. Nos vemos pensantes.

  Autor: Emilio R. Fernández Ramos

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