DILE A DIOS A DONDE QUIERES IR Y DÉJATE CONDUCIR

 


NO TE PIERDAS ESTA BENDICIÓN. LEE COMPLETO

Hola, amiga(o) pensante. Definitivamente los seres humanos están de acuerdo que el universo y todo su contenido de vidas no es obra de ellos.

A esa causa creadora la forma generalizada de nombrarlo es DIOS.

Hay quienes necesitan humanizar y formar una imagen de DIOS para entender y poder llevarlos en su mente cerca de ellos.

Con esa imagen que cada uno concibe o acuerda con otros, se hacen devotos.

Aclarado esto, vamos a ver que quiero decir con: “dile a Dios a donde quieres ir y déjate conducir”

Ya han puesto sus vidas en manos de Dios, eso lo repiten cada vez que piensan en él. La pregunta es; ¿se están dejando conducir?

Si así fuera no se debiera vivir infeliz, estresado, deprimido o en constante enojos, rabias, o sufrimientos porque los hechos o las cosas que se proponen y desean no suceden como quieren que suceda.  

Con estos cuestionamientos la entrega a Dios no es incondicional.

Hablamos de la conducción de la vida en manos de Dios. Por tal motivo la confianza en Dios debe ser plena. No importa lo que pase, bueno o malo, ese es nuestro mejor camino.

¿Pero camino a dónde?

He ahí la razón por la cual se debe decirle a Dios a donde quieres ir. O, en otras palabras, cual es tu sueño, cuál es tu gran meta, que quieres alcanzar en esta vida.

La vida completa es la bendición que recibimos, y con ella la libertad para iluminarnos con nuestro gran sueño de vida. Este es un propósito único, u objetivo que no se parece a todos los que proponemos en la vida cotidiana.

A temprana edad esa luz de lo que deseamos alcanzar o lograr en nuestra vida se enciende. Los padres y la sociedad en general empiezan a inculcar lo que para ellos debe ser el propósito de nuestra vida.

Es tanto el acoso que oscurecen le mente de esos niños, que empiezan a enrumbarse por caminos diferentes solo con el propósito de sobrevivir o lograr una buena calidad de vida.

Estos jóvenes llegan a adultos y no pueden decirle a Dios su sueño. Es decir, no lo han concientizado, no saben lo que quieren a largo plazo y para Dios que, si sabe para que lo trajo a esta vida, no deja de enviarle señales y alertas para que se enrumbe por donde debe, pero las personas más bien lo toman a mal.

Ese fracaso, ese accidente, esas dificultades, ese vicio, ese mal hábito que enferma o causa problemas, son señales para que se dé un giro.

Cuesta superar el dolor y los efectos mentales, es cierto, pero la corrección del rumbo hacia el sueño es necesario. Sucede que muchos quieren hacer cambios, iniciar una nueva vida, o reinventarse como suelen decir, pero si no han meditado para esclarecer que es lo que desean en esta vida. Se va a seguir desorientado y Dios insistirá en seguirte poniendo señales que impacten fuerte para que puedan reconsiderar el propósito de vida.

Si ya sabes lo que deseas y has estado trabajando en pos de ese Gran Sueño, pero el progreso es lento, o estás consumiendo demasiado tiempo de vida y ya se tiene la impresión de que se va a acabar la vida sin alcanzar lo que se desea. Te recomiendo lo siguiente.

Detente a reflexionar en esa Gran Meta. Luego de revisar la trayectoria, con tu imaginación crea una visualización del logro de ese sueño. Mírate a ti mismo en ese estado de éxito y experimenta el gozo, la satisfacción y deja fluir la gratitud a Dios y a toda su creación que colaboró contigo para llegar a donde llegaste.

En ese estado gozoso experimenta dejándote conducir por Dios. Confía en los planes que el crea para mantenerte en el camino correcto. Si te encuentras con una roca que te obstruye el camino. Confía, para algo está esa roca, algo debes aprender, algo en ti debe mejorar o desaparecer. Si se tiene que llorar se llora, si el dolor nos hace gritar, se grita, pero ese es el camino. Hay que mantener la confianza a pesar de todo.

Cuando se habla del plan que Dios tiene para uno, no debe entenderse como que nada malo nos va a ocurrir, o no se va a pasar por experiencias difíciles, fuertes y dolorosas.

Ese es el camino hacia el Gran sueño y se debe tener la certeza que este es el mejor plan. No se debe cometer el error de ser uno el que haga los planes para ese largo camino, descartando los planes de Dios. Nuestros planes son para movimientos cortos, decisiones cortas, objetivos y propósitos, pero como sabemos que no podemos controlarlo todo para que las cosas se den exactamente como uno desea. Entonces, ahí está nuestra fe, nuestra confianza que Dios se encargará de uno.

Si se esta de acuerdo con estos puntos de vistas, los invito a que cada mañana se tomen unos minutos para experimentar esa entrega, de dejarse conducir por Dios.

Así te serán de provecho las bendiciones, esclarece tu sueño de vida y déjate conducir con papa Dios.

¡FELICES NAVIDADES Y AÑO NUEVO ¡

Autor: Emilio R. Fernández Ramos  

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