LA VIDA LA ESTÁS USANDO AL REVÉS
EL ORDEN DE LOS FACTORES ES DETERMINANTE EN LOS RESULTADOS
Hola amiga(o) pensante. La amargura de
cualquier ser humano, es su preocupación por lograr un modo de vida que le
satisfaga. Mientras lo imagina, se mantiene animado con la visión futura de
cómo se va a sentir cuando lo logre, pero en cualquier momento se pierde la
paciencia.
Mientras tanto, vamos a suponer que está sin trabajo, está pasando el
tiempo, muy pocos recursos, y aumentan las deudas y compromisos, y no está de
ánimo para nadie. Pasa el día gruñéndole a su familia y a todo el que se le
acerque.
Por su estado emocional alterado, su cuerpo no
está produciendo en el nivel adecuado, el llamado “cuarteto de la felicidad”
por la ciencia médica. Cuatro sustancias químicas naturales conformados por la
endorfina, serotonina, dopamina y oxitocina. Las sensaciones de bienestar que recibe de su
cuerpo desaparecen y aumenta la intensidad de cualquier dolor físico.
El pensante en esas condiciones no la está pasando bien ni por fuera en
su relación con los demás, ni cómo se siente por dentro.
Vamos a suponer que consigue un buen empleo.
Por arte de magia su estado de ánimo cambia. A medida que pasan los días o
meses, se consolida en su trabajo y empiezan a desaparecer las deudas y
compromisos.
Ya no llega a casa gruñéndole a los niños ni a su pareja, y su relación
con las personas se vuelve cordial, y ahora se divierte jugando hasta con la
mascota.
Esta persona concluye con infalible lógica que; “el trabajo le cambio la
vida”. Y así opinan todos aquellos que lo conocen.
“El trabajo le cambio la vida”. “El alto cargo que tiene en la empresa o
en una institución del estado, le cambió la vida”.
Estos cambios favorables en el modo de vida, a veces transforma a las
personas, a tal punto, que lo hace irreconocible para quienes tuvieron trato
con ella.
Lo que quiero que observen; es como las circunstancias, los hechos, las
situaciones, causan efectos en las personas y se concluye que “CAMBIAN LA
VIDA”. Pero la verdad es, que lo que cambia es “EL ESTADO PSICOLOGICO”.
La vida no ha cambiado, toda su felicidad o bienestar depende de ese
trabajo. Sin ese trabajo, sin esos hechos o circunstancias que lo favorezcan,
ese pensante o esa vida que en esencia es, vuelve a su miseria, vuelve a su
infelicidad, vuelve a su amargura y sufrimiento.
Esta es la razón por lo que hay que diferenciar la vida, del modo de
vida exterior e interior.
Una vida que sea como una veleta que se direcciona para donde sople el
viento. O que su calidad de vida interior dependa de lo que ocurra fuera de
ella, las probabilidades de vivir una vida placentera, disfrutando al máximo
cada instante de los que dispone para permanecer en la tierra, son muy pocas.
Y con esta precariedad de oportunidades que se producen en la sociedad
humana, las oportunidades de experimentar felicidad y conocer lo que es estar
extasiado con estar vivo, son casi imposible.
La vida decide su brillantes u opacidad. Cuando permite que la
personalidad que está produciendo la opaque, deja de iluminarse para depender
de los condicionados focos de luz que le dispone la mente para que vea.
Cuando se experimenta que la vida cambia de acuerdo a los hechos que
sucedan, el pensante que debía ir en los controles, debe ir en el asiento
trasero dormido.
Si no despierta y se hace responsable de la vida que es, no saldrá de
esa pesadilla llamada erróneamente “mi vida”. Esta es “mi vida”, un cúmulo de
memoria de hechos que causaron lo que se experimentó durante ese tiempo vivido.
La esencia de la vida es como el sol. El hecho de que nubes oscuras
cubran el cielo, se concluye muy a la ligera que el sol se apaga, o su luz
pierde intensidad.
Esa impresión de un sol que se apaga, es la misma impresión que
experimentamos de nosotros como vida. Ocurren hechos que levantan mucho polvo,
y la impresión es que nos apagamos.
Se necesita una percepción más allá de la
superficial impresión de que el sol se apaga, para darse cuenta que sigue con
su misma intensidad de luz.
Unas nubes pasajeras causadas por algún hecho, nos hicieron creer que
nos apagamos, que ya no tenemos la fuerza para ser la vida en toda su
intensidad. Eso es lo que siente una vida infeliz, que depende de lo que ocurra
para saborear el placer.
La comprensión de este fenómeno psicológico,
abre las puertas para salir de ese oscuro laberinto. Pero hay que caminar, hay
que ponerse en acción, aunque sea gateando, para salir de esa trampa en la que
nos hemos metidos.
Hay muchos acostumbrados a caminar en las tinieblas tanteando y
adivinando, y los golpes y tropiezos no los escarmientan.
¿Quiere saber qué se siente estar vivo?
Empieza ahora a voltear la media, que estás
viviendo la vida al revés.
Ha sido un placer. Buen provecho siendo y
sintiéndote quien eres. Nos vemos pensantes.
Autor: Emilio R. Fernández Ramos
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