LA VIDA TE VA A SALVAR LA VIDA
EL ESTILO DE VIDA INTERIOR NO CUENTA. LA QUE VALE ES EL MODO DE VIDA IMPUESTO POR LA SOCIEDAD
Hola amiga(o) pensante. Somos vida; no hace
falta que haya que demostrarlo. Lo que se nos olvida, es que la vida no dispone
de tiempo ilimitado.
Sabemos que es una vida que camina por la cuerda floja con los ojos
vendados y fuertes vientos huracanados, seguidos de terremotos que buscan no
dejar que nadie consiga el equilibrio que necesita para llevar esa vida con relativa
calma y seguridad.
La fragilidad de esta vida se observa al mirar el cuerpo físico. Es él,
el que sostiene la construcción psicológica con la cual nos desenvolvemos. Construcción
psicológica que diseña el modo de vida interior.
Esa vida psicológica que experimenta cada
persona, es su modo de ser. Los demás pueden describir como somos producto de
la estructura psicológica que hemos creado, y nosotros hacemos nuestras propias
descripciones, que son por lo general, las que tienen más valor.
El estado de salud mental puede ser tan caótico que la persona necesite
una camisa de fuerza, pero sigue vivo. La vida sigue viva, debido a que el
cuerpo sigue vivo. Oficialmente, o legalmente esa es la verdad.
Esta “verdad” se presta para que la vida que en esencia somos, pierda su
valor. Muy pocos pensantes se interesan por la verdadera vida. Obsesionados por
el modo de vida, se descuida el cuerpo y la salud mental o psicológica. Y
cuando quiere sostenerse ante situaciones problemáticas, no encuentra asidero.
Cuando mucho, se conforman con considerar, o creer, que esa vida que en
esencia se es, va transcender para llegar a un cielo donde será atendido como
si estuviera en un hotel de 1000 estrellas.
Pero mientras tiene los pies en la tierra, no vive como esa vida que en
esencia es. No saben lo que se experimenta SER quien en esencia somos mientras
se vive.
Ocupados en encontrar un modo de vida perfecto, que nunca llega, no le
da tiempo para experimentar Ser. No se han dado cuenta que la experiencia de la
naturaleza básica se puede mantener iluminada mientras se vive la vida social,
sostenida con la vida del cuerpo físico.
Sabiendo el tiempo limitado que tiene la vida,
para vivir con un cuerpo y experimentar lo que se siente en este mundo
terrenal, cuesta mucho apasionarse por la vida. Las preocupaciones, problemas y
necesidades que nunca se pueden satisfacer todas, “no lo permiten.”
Con el conocimiento de que los modos de vida, del tipo que sea, son
temporales; tan temporales como la ropa que se ponen hoy para ir a trabajar, “no
se permiten sentirse vida”.
Y al no hacerlo, el placer de vivir, a veces
por accidente se saborea un poco, y se sufre tratando de que se vuelva a
repetir esa experiencia.
Los pensantes no se permiten experimentar la vida que en esencia son.
Desde que se levantan solo experimentan su cuerpo y la acumulación de
pensamientos que flotan dentro de su cabeza. Esta es la vida que les ocupa las
24 horas del día.
El
actor se quedó atrapado en el personaje de la obra, y hasta perdió la
consciencia de quien en esencia es. Su conducta va a ser errática, y este
actor, va a terminar encerrado en un manicomio.
Pero nosotros nos consideramos normales. Esta
normalidad significa que somos como se tiene que ser. Algunos discuten si la
naturaleza del ser humano es ser malo o bueno. Pero lo que sea que se concluya,
se piensa que esa es la naturaleza verdadera del ser humano.
“Una
mala vida, o mal modo de vida, es por regla general, un ser humano infeliz”. Pero
existen tantos estándares de modo de vida establecidos, de la cual todo el
mundo está pendiente, que se olvidan de consultar lo que ocurre en el interior
del individuo.
Aquel que quiera saber cuál es la causa de su infelicidad, la respuesta
está en lo que está ocurriendo en su interior. Solucione el desorden que por
descuido tiene en su mundo psicológico y verá como la vida se vuelve
placentera.
No importa que ocurra fuera de uno, siempre y cuando se pueda mantener
la vida del cuerpo, la vida será bonita.
Pero ya saben que tienen que encontrar la manera de no estar tan sólidamente
identificado con su personalidad o cuerpo psicológico, y con su cuerpo físico.
La clave es experimentar y mantener cierta distancia o separación de
aquello con lo que uno se identifica. “Traten de ver lo difícil que es mover o
levantar una silla estando sentado en ella sin poner los pies en el piso”.
Dejar de ser el problema para ser el solucionador, significa que el
pensante se separa, se distancia. Está comprobado lo eficiente o inteligente
que se vuelve una persona cuando puede mantener un punto de vista separado de
lo que quiere observar.
Las correcciones psicológicas fracasan debido a que el pensante no puede
dejar de estar identificado o convertido en el problema.
Por esta razón, la vida; quien en esencia somos; esa consciencia que todavía
permanece después de distanciarnos del cuerpo físico y del cuerpo psicológico,
necesita experimentar esta separación. De otro modo es pura consciencia mental
o psicológica.
¿Y cómo me separo de mi cuerpo y de mi personalidad?
Les voy a decir cómo. Pon la mano en la pared
más cercana. Hecho esto puedes comprobar la certeza que tienes de estar tocando
la pared.
Sin quitar la mano de la pared, te ordeno que
toques la casa o vivienda. En pocos segundos tiene la certeza de estar en
contacto con la casa.
Sin quitar la mano te ordeno que toques la
tierra, luego tocas el sistema solar, luego tocas el universo. Observa cómo
cambia tu certeza o consciencia de lo que estás haciendo.
Y para finalizar te ordeno que veas tu mano y
hagas consciencia de lo que objetivamente tu mano alcanza a hacer contacto. Quizás,
apenas la pequeña área de la capa de pintura de la pared.
Estos son cambios psicológicos, o cambios de
tu realidad subjetiva. Si logras la certeza de no sentir que eres el cuerpo.
Así como sentías la certeza de estar tocando la casa, te has separado del
cuerpo. Y si logras esa misma certeza, sentir que no eres lo que piensas que
eres o como piensas que eres, ten la seguridad que te has distanciado.
Ahora, en ambos casos estas en la mejor posición para hacer cambios en
tu cuerpo y en tu mundo psicológico.
No te preocupes por ponerle un nombre a la vida, o buscarle una imagen,
o ver qué aspectos tiene. Vas a sentir ese impulso de hacerlo, pero detente, no
repitas los errores que hemos estado cometiendo y que nos pusieron en este
estado de inconsciencia.
Ya llegará el momento que la experiencia de ser quien en verdad eres, te
iluminará por completo.
Ha sido un placer. Buen provecho siendo quien
eres. Nos vemos pensantes.
Autor: Emilio R. Fernández Ramos
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