ELLA PIENSA QUE TIENE UNA VIDA HECHA


UNA DURA REALIDAD

“Mi vida está hecha”. Así piensa ella.

Porque tiene un hogar, marido e hijos que atender. Y no conforme con esa proeza, a veces se ve obligada a ponerse una capa como Superman, para también aportar recursos y poder cubrir los gastos de la familia.

Pero ella piensa que su vida está hecha.

Por dentro le están ocurriendo sucesivas tormentas, pero ella muy considerada con la familia, endurece la piel para que los relámpagos no les afecten su tranquilidad.

Pero ella piensa que su vida está hecha.

No le importa lo que ocurre dentro de ella, lo importante que hay que atender es lo que pase con la familia. Así que aumenta el techo de resistencia a sus tormentas internas y cubre su rostro con luz amorosa para ayudar a que las tormentas propias de sus protegidos, no los hagan sufrir.

Pero ella piensa que su vida está hecha.

Una vida que se va debilitando día a día, y ella lo sabe, porque al levantarse en las mañanas para cumplir sus faenas, necesita recurrir a su responsabilidad a la cual llama obligación, para encontrar energía extra y poder sobreponerse a esa deficiencia corpórea y mental, cuyo peso es insostenible.

Pero ella piensa que su vida está hecha.

Su vida está hecha y no tiene más nada que buscar. Baja el interruptor de sus sueños y se dedica a consumir lo que le queda de vida, y hasta miedo le da morirse, pero no por ella. Le da miedo morirse para que su familia no vaya a sufrir incomodidades por su ausencia. Nadie los va a atender como ella lo hace.

Pero ella sigue pensando que su vida está hecha, y sus familiares a su alrededor no pueden ver lo que está sucediendo en su interior. Y nadie más lo puede ver, porque ya todos piensan que tienen sus propias vidas hechas.

Y aquel que piensa que tiene su vida hecha porque alcanzó la mayoría de edad, o porque se casó o tiene familia, estará condenado como ella, a que su alma muera en la indigencia, en un mundo propio que nunca construyó a consciencia, porque apenas estaba comenzando a vivir y su experiencia de cómo construir una vida con sus propias manos era nula.

Pero ella y otros muchos, piensan que sus vidas están hechas, sin haber salido del cobijo y protección de sus padres.

Autor: Emilio R. Fernández Ramos  

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