AMOR VIRTUAL
PREFIERO EL ANTICUADO AMOR PLATÓNICO
Si para conocer a una persona bastara con ver su cuerpo, las relaciones serían transparentes. Pero saber quién es, cómo es, en cuáles valores y principios sostiene su personalidad, aunque se los exprese por escrito, debe ser comprobado.
Hoy
sucede lo increíble, lo inimaginable. Unas imágenes filtradas o bajadas de
Google para darse a conocer consolidan amores con todos los dramas, como si
fueran parejas en la vida real.
Es
sorprendente ver a las personas con plena consciencia de que están
estableciendo una relación virtual en la que ambos se están mintiendo, y eso
satisface su existencia. El significado de la vida para ellos está resuelto. No
necesitan usar la imaginación para crear la comunicación del otro personaje, y
sus diálogos suenan naturales. Por lo tanto, gozan toda la escala emocional y
sentimental en todas las tonalidades.
Ya
el nuevo ser humano no necesita que le laven el cerebro, él se lo lava con sus
propias manos. No hay que engañarlos, ellos se engañan solos. No hay que
rescatarlos del proceso de deshumanización, ellos pueden ser felices mientras
se adentran a vivir en sus espejismos mentales.
Y
todo esto ocurre sin ninguna transición, el cambio ocurre como si el mundo
social se fragmentara intempestivamente. Pedazos de humanos de todas formas y
colores que no parecen provenir de una misma matriz surgen por todos lados.
Es
preferible el anticuado amor platónico; por lo menos el personaje estaba a la
vista. Se observaba su modo de caminar, de hablar, sus gestos, sus sonrisas y
su risa, y aquello era encantador. Pero no me vengan con este amor virtual
mostrándose en imágenes retocadas. ¿Por qué se engañan?
Eso
pienso yo. No sé ustedes.
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