EL MISTERIO DEL MISTERIO
LA IMPERIOSA NECESIDAD DE SABER
Hola,
amiga(o) pensante. A mucha gente le sucede que se sienten atraídas, sin poder
evitarlo, por un misterio. Basta con que se despierte el deseo de saber
mediante algún fenómeno cuya explicación no puede ser lograda con los recursos
mentales disponibles. Así, quedan atorados.
Rendirse
ante quienes tienen la habilidad de provocar una ilusión o un fenómeno
misterioso en las mentes de otras personas es una forma de manipulación usada
desde hace mucho tiempo. La ignorancia, o las ventajas al tener conocimientos
que otros aún no han logrado obtener, son aprovechadas para hacer que las
personas entren en un estado de misterio.
Estar
en condición de misterio con respecto a algo es como estar pegado como una
mosca o una rata a una trampa pegajosa. La atención queda fija en un esfuerzo
por saber, por entender, por recibir una explicación. Y es ahí donde el
manipulador se inventa una explicación que no muestra nada, pero la persona no
puede evitar seguir en suspenso deseando esa experiencia acompañada de un buen
entendimiento.
El
suspenso es una buena herramienta para mantener a un público pendiente o
interesado en algo. Los escritores conocen muy bien esta herramienta
comunicacional. Pero el estado de misterio hunde al pensante en la oscuridad,
sin que se dé cuenta de que está perdiendo la claridad de consciencia.
A
medida que se sumerge en ese misterio, apoyándose en la fe, creencia acerca de
algo que considera que existe, pero que no puede comprobar, las ilusiones tipo
espejismos se convierten en experiencias que calman su anhelo de saber. Detrás
o en el fondo de todo misterio hay un no saber. Y la gran debilidad de los
pensantes es que no soportan un no saber. Se sienten compulsivamente obligados
a saber.
Es
por este estado de ansiedad que los manipulan y les venden toda clase de
soluciones a sus necesidades físicas, mentales y espirituales. Bastante bien le
hace a una persona practicar la tolerancia al no saber. Mientras sienta esa
fuerza que lo domina o que lo atrae a saber sobre algo, caerá en un estado de
descontrol mental. El no poder saber lo lleva a suponer, a imaginar cosas
tratando de darse una explicación.
Las
alteraciones psicológicas que perturban son señales de que se ha entrado en un
estado compulsivo por saber. El querer dormir y no poder, el no dejar de darle
vueltas al asunto reiteradamente, impidiendo el buen desenvolvimiento, son
señales de que el misterio causa daños. Por lo tanto, la solución impulsiva es
aferrarse a una explicación que provenga de una autoridad o alguien con la
suficiente credibilidad para aceptar lo que dice. Y por esta vía entran los
engaños, las mentiras o la manipulación.
Poder
no saber es sinónimo de dominio y autocontrol. El hecho de no saber no quita el
sueño, sin embargo, se mantiene la voluntad de interesarse en algo cuando se
desee.
Autor: Emilio R. Fernández Ramos
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