A PUNTO DE ESQUIZOFRENIA

 


MECANISMOS DE LA MENTE QUE SE SALEN DE CONTROL

  Hola amiga(o) pensante. El acto de pensar que no sea ejecutado de manera consciente o por iniciativa propia, con un propósito o un fin determinado, es una actividad dominada por la mente, y nunca favorece a la persona.

 Todas las aplicaciones que dispone la mente que pueden ser usada por el pensante para su beneficio; como las de recordar, olvidar, imaginar, etc, las usa la mente creándole experiencias incomodas y dañinas.

  Para empezar, hay que aclarar este error: toda la actividad que ocurre dentro de la cabeza de la persona se le llama pensar. Cuando alguien dice que está pensando, no se sabe si lo que ocurre es una actividad mental de la que no tiene control o no responde a su voluntad.   

  Al no separar el acto de pensar como una acción voluntaria, reflexiva o analítica, donde se recurre a la memoria que guarda la mente y al uso de la imaginación para proyectar escenarios que le permitan llegar a respuestas acertadas; el pensante se enreda con las distintas actividades que ocurren con su mente y no sabe qué hacer para solucionar los problemas.

  El mecanismo de recordar es como la tecla o la ventana de su computador que se presiona para que aparezca en la pantalla la información que se quiere ver.

  Olvidar es otra función del mismo mecanismo, que retira de la pantalla lo que ya se ha observado. El pensante quiere ver algo diferente y la mente guarda el archivo de manera automática.

 Recordar y olvidar son dos caras de la misma función mental. Por lo tanto, cualquier problema que tenga el pensante con estas dos funciones en una, las está produciendo él.

 Las dificultades las crea el pensante, cuando ocurren hechos, situaciones o cosas que no quiere recordar, o que no quiere olvidar. Algunos registros son dolorosos, malos, horrorosos, etc. y otros son alegres, placentero, maravillosos, buenos, etc.

  Pretende que las funciones normales de la mente no las pueda ejecutar de manera libre, y hace todo su esfuerzo por impedírselo, detenerlos, o que haga lo contrario, cuando no le gusta lo que le está mostrando en el monitor.

  La mente es un sofisticado mecanismo desarrollado para apoyar y ayudar al pensante en sus propósitos de supervivencia y en todo aquello que se proponga lograr. Pero por su misma sofisticación no puede responder a un operador que no sabe lo que quiere, y que está dando instrucciones contradictorias que lo que causan son bloqueos y atoramientos de los mecanismos de recordar y olvidar.

 El estado actual y lamentable en el que se encuentran muchos pensantes, es que no pueden dejar de recordar o producir el olvido cuando lo deseen.

  Y no es porque la mente se ha echado a perder, y hay que buscar a un técnico que la repare. La mente es memoria, softwares, algoritmos, programas, y responde a la voluntad del pensante, esté este pensante consciente o no de lo que quiere.

 Si el estado es que no puede parar de pensar en lo mismo, así haga todo el esfuerzo que haga para abandonar ese tema, tenga la seguridad que la instrucción que tiene la mente es que eso es lo que le pide que le muestre en la pantalla. Esa es la instrucción que está dando el pensante. Está tratando de ir hacia adelante pisando el acelerador, pero con el freno pisado.

 El servicio que le presta la mente al pensante de recordar, no puede funcionar sin el olvido. Es decir, no se pueden separar, no son dos actos que puedan tratarse por separado.

 Ustedes pueden ponerse a recordar para matar el aburrimiento o por distracción; háganlo en este momento y observen que para moverse por los diferentes recuerdos deben ir olvidando.

 Si en algún momento quieren olvidar algo, pónganse a recordar otras cosas. Comprueben como en esos momentos olvidaron lo que no podían olvidar. Lo más seguro es que aquellos con un grave estado de descontrol, vuelvan a recordar ese asunto que tanto los mortifica.

 ¿Y saben por qué? Estos pensantes siguen pisando el acelerador con el otro pie en el freno.

 Como pueden observar; es el pensante el que necesita reentrenamiento. Tiene muy malos hábitos, ha estado usando la mente como si se pusiera a un mono a pilotear un avión. Está vivo de vaina.  

 La mente tiene infinidades de aplicaciones. Otra de la más importantes y que puede ser observada por cualquier persona es el servicio que presta para imaginar.

 La mente es un cúmulo de memorias. Esa es su base operativa, pero puede prestar servicio para que el pensante explore más allá de la memoria que ya ha acumulado.

 El pensante puede extrapolarse para observar más allá de su experiencia o lo aprendido. Su poder de creatividad, de innovación y mejoramiento, solo es posible con el uso de la imaginación.

 Pero al igual que recordar y su contraparte olvidar, la imaginación se ha convertido en la causa de los distintos modos de esquizofrenia. Alucinar, o lograr que la realidad subjetiva sea absoluta, se ha convertido en un factor que hay que sobrevivir con él.

  Lo que los pensantes imaginan tiene la característica de absoluto. Son verdades irrevocables que no admiten dudas. La razón la tienen quienes está atrapados en el producto imaginado.

 Se puede llegar a creer que para arreglar la imaginación hay que desarmar la mente, o ponerle nuevos tornillos.

 Los usuarios que no saben usar sus dispositivos inteligentes, se pierden de obtener grandes utilidades y beneficios con ellos, y son los primeros en echarlos a perder.     

 La mente se ha vuelto un dispositivo malo, perverso, criminal, está enfermando y volviendo loca a la gente. Es una especie de demonio, pero por dentro saben que ese demonio tiene poderes. El poder de la mente es un sueño frustrado.  

 ¿Qué puede hacer un pensante sin la mente? No puede hacer nada, pero quiere apagarla. No quiere saber nada de la mente, pero así quiere conquistar el universo y “ser más feliz que una lombriz”.

  El uso de la imaginación en la actividad pensativa o acto de pensar, no solo nos permite salir de los límites de la memoria de la mente, se convierte en un laboratorio donde podemos usar hologramas tridimensionales para construir y modelar nuevas ideas.

  ¿Quieres saber cómo se ve una persona con dos ojos adicionales detrás de la cabeza? Imagínalo.

  La imaginación al igual que el recordar y olvidar puede ser usado para entretenerse. Siempre y cuando sea una acción voluntaria, y sea el mismo pensante que seleccione los temas o asuntos que le interese, no hay nada de malo en ello.

  Tener una mente abierta, expresión muy común, solo es posible si se tiene control de la imaginación. Ya que eso permite al pensante salirse de sus memorias, experiencias o creencias, para permitirse observar desde ese nuevo punto de vista.

 La pérdida del control de la mente, es la irresponsabilidad del pensante con el contenido o significado de las memorias que ha almacenado en la mente.

 Es un error luchar contra el acto de recordar u olvidar. Es un error luchar contra la imaginación, o ir contra la mente en general acusándola de funcionar mal.

  Lo importante de los pensamientos son los significados. La mente no pone o crea significados, es el pensante quien hace esto.

 Cualquier estado o condición de una persona, toda su experiencia de vida, es resultado de esta significancia que ha encriptado en sus pensamientos.

 Esa experiencia pasada, esa experiencia que está sintiendo en este momento, proviene de los contenidos de sus pensamientos. Es decir, de la memoria que se encuentra en la mente.

 Aquel que quiera cambiar las condiciones que psicológicamente está experimentando, o padeciendo. Primero debe evaluar estos nuevos puntos de vista y comprobar si son viables, y no dejarse llevar por sus creencias, o todo lo que ya sabe al respecto.

 Ese es el truco que no se debe olvidar. Todo lo que se está sintiendo o experimentando, es producto de un razonamiento, por lo tanto, esa es tu verdad. Ese significado te está dando la razón, así como te comportas y así como te está sintiendo, te está haciendo estar en lo correcto.

 Todo los demás están equivocados, tú estás como se tiene que estar. Y esa parte de ti que protesta o no está de acuerdo de vez en cuando; ese eres tú en tu esencia, que de vez en cuando sacas la cabeza del agua y te arrechas al ver el estado en que te encuentras. Pero luego te vuelves a sumergir en tus creencias y significancias.

 Es decir, te vuelves a convertir en la persona que siempre eres. En la persona que programó a una mente de tal manera que ser un deprimido infeliz, es estar en lo correcto.

 Las quejas, protestas y justificaciones que acompañan el sufrimiento, son partes de esa personalidad exitosa, con los frutos de los pensamientos producidos.

 A buen entendedor… Ha sido un placer. Buen provecho recordando e imaginando. Nos vemos pensantes.

  Autor: Emilio R. Fernández Ramos

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