COMIENZA A ENTENDER TU PSICOLOGÍA
LO QUE NO ENTIENDES NO PUEDES DOMINAR
Hola amiga(o) pensante. Desde que naciste estás pensando. ¿Cuándo fue la
última vez que te detuviste para observar lo que haces y como lo haces?
Un niño aprende a caminar y llega a adulto, y no vuelve a observar como
lo hace, pero si sufre un accidente o está teniendo problemas para caminar,
está obligado a prestarle atención a una actividad de la que no se había ocupado
en observar durante el tiempo vivido.
De
igual manera si ahora quiere convertirse en un experto en caminatas o cualquier
otra modalidad donde deba usar las piernas, ya no puede seguir ignorando como
hace para caminar.
Los pensantes empiezan a tener problemas con
su actividad pensativa, con los pensamientos que producen, con los efectos de
esos pensamientos; como las emociones, sentimientos y estados anímicos
deprimentes; pero quieren resolver sus problemas sin observar como ejecutan el
acto de pensar.
El que alguien tenga problemas con lo que
hemos mencionado, es evidente que necesita comprender bien como hace para
pensar.
Nadie puede tener dominio o control de algo
sin entendimiento de esa actividad.
Cuando se presentan los desórdenes mentales,
las depresiones o cualquier estado psicológico que trastorna la normalidad de
la vida, quieren usar remedios, o soluciones recomendadas, sin comprender que
es lo que está pasando con ellos.
¿Quién no ha pasado por una actividad pensativa descontrolada y lo
primero que quiere hacer es parar de pensar o dominar la mente y no ha podido
lograrlo?
Antes de ponerse a controlar emociones, pensamientos, la mente o lo que
sea, debe observarse lo que está sucediendo hasta obtener una buena comprensión
del acto de pensar.
Es un acto que ocurre solo a la vista del pensante. Nadie más puede
verlo de manera directa. Además, es uno mismo que lo ejecuta y no debe tener
muchos problemas para ver como lo viene haciendo.
No se puede hacer correcciones o mejoras en
una actividad si no se observa lo que se está haciendo. Todos los deportistas
en todas las especialidades solo pueden lograr convertirse en los mejores de su
especialidad, observando o estudiando con detenimiento todo aquello que
intervine en esa actividad.
La vida o la calidad de vida de una persona
depende de los resultados de su acto de pensar. Pero no hay manera de
convencerlo que su éxito depende de la comprensión que tenga de la actividad
pensativa.
De nada sirve que sean otros que tengan ese conocimiento. Las
condiciones psicológicas no pueden ser introducidas en las personas como
hacerle una transfusión de sangre.
Si hoy a ese paciente se le ayuda con
medicamentos a mejorar su condición psicológica, tenga por seguro, que su
estado de salud sigue colgando de un hilo. Ese no sabe conducir su actividad
pensativa y ninguna persona, por más que lo adore, lo va a hacer por él.
Lo mejor para quien se interese en entender los pormenores de lo que
ocurre o de lo que hace con su acto de pensar, es que no tiene que ir a una
universidad, ni a ningún laboratorio especializado para estudiar su
comportamiento con la actividad pensativa.
El
impulso de querer parar de pensar cuando ya no soportan lo que ocurre en el
interior, no funciona. Hagan las pruebas para ver cuánto control tienen para
parar de pensar o controlar la mente, las emociones o salir por voluntad de
cualquier estado emocional negativo cambiando los contenidos de los
pensamientos.
Por lo general las personas quieren cambiar los temas o asuntos que
ocupan su atención en la mente. O quieren pensar ideas o pensamientos
positivos, pero no pueden mantenerse con esas ideas. Tan pronto se descuidan,
se encuentran que ya llevan tiempo pensando lo que no quieren pensar.
Así que el impulso es parar de pensar por
completo. Pero resulta que no puede dejar de procesar y tomar decisiones en sus
actividades cotidianas.
No puede apagar el acto de pensar, lo necesita para todo lo que haces. ¿Es
verdad para ti o es mentira?
Entonces no pierdas el tiempo o compliques más las cosas tratando de
parar de pensar.
Ya muchos se han rendido al ver que no pueden parar de pensar por más
que lo intenten, y sobreviven tomándose unos breves segundos para ver a donde
van o que es lo siguiente que van a hacer, y luego que empiezan la rutina,
trabajan o actúan mientras la mente sigue suelta o pensando en esas mismas
cosas que ha tratado de huir de ellas.
Obsérvense mientras van caminando, o están
cocinando, barriendo, o haciendo el trabajo repetitivo que hacen todos los
días. La atención casi toda está en lo que están pensando.
Esto es producto de malos hábitos, resultado
de mucha práctica del pensante. Se ha especializado en dejar que la mente tenga
la iniciativa de los temas que debe tratar, y aunque lo lleve a una solución de
lo que imagina, no puede detenerse de volver a pensar lo mismo.
Es posible mis queridos amigos que esta teoría te parezca compleja y difícil
de entender; de cualquier manera, la invitación es que observes como haces para
pensar.
¿Quién propone el tema, tú o la mente?
¿Repites una y otra vez el mismo asunto que piensas?
¿No puedes ver lo que piensas, pero si sientes los efectos negativos que
se producen?
¿Puedes mantener la atención el tiempo que deseas en lo que elegiste
para pensar?
Hay tantas preguntas que puedes hacer que te pueden
ayudar a observar para ver qué haces bien o haces mal mientras estás pensando.
¿Cuánto tiempo tienes que no observas con atención todo lo que sucede
con tu acto de pensar?
Las respuestas y soluciones psicológicas que necesitas comienzan con
estudiar lo que haces y como lo haces. Con el entendimiento de otra persona no
puedes hacer nada.
Solo tú puedes ver lo que estás haciendo. Ha
sido un placer. Buen provecho con tus observaciones. Nos vemos pensantes.
Autor: Emilio R. Fernández Ramos
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