ESTAR ENFERMO DE LOS NERVIOS

  


EL NERVIOSISMO PUEDE INTENSIFICARSE Y VOLVERSE UN ESTADO PELIGROSO PARA LA SALUD

Hola amiga(o) pensante. De manera definitiva se ha demostrado que la comprensión determina la calidad de los resultados de todo aquello que se haga.

“Estoy enfermo de los nervios”. O “estás enfermo de los nervios”, como lo dictamina un doctor, es posible que el paciente no entienda que le quiso decir. 

El nerviosismo es una experiencia común que viven todas las personas en breves momentos, pero el grado de nerviosidad y la duración pueden volver problemática la salud.

Muchas personas entienden de manera literal que el nerviosismo se refiere a un padecimiento de los nervios. Es decir, lo nervios de sistema central, o los nervios del sistema periférico padecen de una enfermedad. Para ellos es una falla estructural.

“Nerviosismo Nombre masculino. Estado pasajero de excitación nerviosa, inquietud o falta de tranquilidad.”

La clave para comprender lo que nos está pasando es la palabra “excitación”. Algo excita “demasiado” los nervios y causa ese cuadro de efectos psicológicos y físicos.

La excitación intensifica la normal actividad de los nervios. Por lo tanto lo que nos interesa saber es que está causando esa excitación.

El sedante que a veces te ves obligado a tomar, busca que esa causa que produce la “excesiva” excitación deje de hacerlo o la disminuya.

Por ejemplo; si te tomas un fuerte sedante como un somnífero, mientras estas dormido tus nervios dejan de recibir esa excitación anormal, y se normalizan sus funciones; eso puede comprobarse.

Estar sedado es estar en algún grado dormido, ¿pero quién está medio dormido? ¿Será el bendito pensante, que ha sido incapacitado con una sustancia química para que no mantenga una actividad mental compulsiva o fuera de control que altera su sistema nervioso central?

Si padeces de “nervios” en un grado de intensidad que se vuelve preocupante, y quieres hacer algo al respecto.  Primero debes entender que el sistema nervioso del cuerpo no produce esos síntomas de intranquilidad o alteración, como cuando sufren algún daño, inflamación o compresión de algún tipo.

No te vas a volver parapléjico, o padecer de lumbago o a sentir intensos dolores si te dicen “que estás enfermo de los nervios”.

A lo que tienes que prestarle atención, es a lo que está sucediendo dentro de tu cabeza. Mira a ver que imágenes o recuerdos se mantiene repitiendo una y otra vez, y la imaginación que películas está pasando.

Si las películas que se repiten o que imaginas son del mismo tenor, horrores, escenas de peligro, amenazas, intimidación, etc. y tú no puedes evitarlo aunque te lo propongas. Entonces, ya tu mente es la que está al volante.

La mente toma el control cuando el piloto, que eres tú como pensante, estás incapacitado. Es más eficiente que cualquier piloto automático inventado por el hombre.

Y el hecho de que necesitamos automatizar el intelecto que vamos adquiriendo, para estar desocupado en atender y aprender cosas novedosas, le da a la mente esa facilidad para disponer de lo que hemos pensado.

Ya hemos hablado de la ansiedad, y del estrés, ahora agrégale el nerviosismo como problema de salud. Y para todos ellos se necesita un pensador que entienda lo que hace dentro de su cabeza al usar la imaginación y la mente con su acumulación de memorias.

Pensar es un proceso dirigido por un pensante despierto, alerta y consciente con el propósito de encontrar respuestas a sus interrogantes o inquietudes. De otra manera lo que llama pensar, el desorden y descontrol lo convierten en víctima de sí mismo.

Hay que recuperar el control de la actividad pensativa a como dé lugar. A menos que sean masoquistas profesionales.

Autor: Emilio R. Fernández Ramos  

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