AHORA PUEDES SER COMO DESEAS SER

    


LA IDENTIFICACIÓN CONVERTIDA EN UNA TRAMPA, NO LO PERMITAS.

Hola amiga(o) pensante. Todos tenemos el anhelo de ser mejor de lo que consideramos que somos. La expansión y el crecimiento personal es un factor positivo en la vida y en esa dirección se enfoca la atención y se alinean los objetivos.

  ¿Pero cómo crecer o expandirse si ya nos hemos fortificados con gruesas paredes de pensamientos, ideas o creencias que regulan los comportamientos y no permiten salirse de esas limitaciones, convertidas en prohibiciones?

  Muchos de ustedes están de acuerdo que, así como pensamos, o de acuerdo a nuestras creencias, así nos comportamos, y de hacerlo de otra manera se considera una violación a nuestros principios.

  Las cosas que no nos gusta hacer, o no estamos dispuestos hacer, o se tienen dificultades para hacer; se puede tener la seguridad que choca con nuestras creencias.

  Creemos que somos de determinada manera y con esa creencia nos identificamos. ¿Cómo eres? … Eres como te identificas.

  Por lo general los pensantes respetan sus creencias, es decir se respetan así mismo. Ese modo de respeto impide que la identificación cambie o se modifique.

 Para un crecimiento o expansión personal se presentan serias contradicciones mentales y espirituales. El pensante se condena a vivir atrapado en una identidad, petrificado, momificado y embalsamado por sus pensamientos o creencias.

  Con el tiempo aparecen novedades o hechos que entran en uso general demostrando mayor beneficio y rendimiento en la vida de las personas y muchas creencias se ven seriamente afectadas.

  Algunos se niegan a dejar morir esa parte de su identificación o de su personalidad, y son capaces de morir y no dar su brazo a torcer. Ejemplo de algunos tercos fanáticos, son los terraplanistas, pero los hay en todo tipo de creencia.

  Existe un punto de vista de media verdad, cuando se reflexiona acerca de las creencias.

  Se piensa que una creencia es todo lo que se cree como verdadero, que es cierto o se está de acuerdo como se presenta. Esta es la media verdad, pero falta la otra mitad de esa verdad.

  Se piensa erróneamente que aquello en lo que NO se cree, no es una creencia.

  Para que se pueda ver el error, hay que hacer algo práctico con la “no creencia en algo”. Piensen en algo que no creen, que niegan rotundamente.

  Ahora revisen su identificación, revisen su personalidad a ver si hay o no hay conductas para ser un creyente que ese algo está mal y hay que actuar en función de esa idea.

  Una no creencia es en esencia una creencia. El pensante cree que sí debe estar de acuerdo, y a veces cree que no debe aceptar.

  Ambas creencias forman toda la estructura psicológica que determinan la personalidad.

  Es posible que muchos pensantes observen que a veces experimentan progresos o mejoras y luego no saben porque sienten que han retrocedido.

  O para realizar cambios en su personalidad, necesitan un esfuerzo muy grande.

  Los egos, o esos yo, que integran la personalidad, son por lo general orgullosos. El orgullo de ser es tan fuerte, que se niegan a cualquier cambio, así entiendan que su forma de ser ha sido un fracaso.

  Para liberarse de las propias cadenas en las que nos hemos enredado, es necesario tener claridad. La dificultad para obtener esa claridad, radica en que la claridad del pensante es otra de sus creencias.

  Apenas está amaneciendo, apenas se ven los rayos del sol apareciendo en el horizonte, y el pensante jura que es medio día y el sol está por sobre su cabeza. Esa es su creencia y se adapta a esa poca luz.

  Enciendan todos sus faroles, que mañana hay un acontecimiento especial en mi vida y me gustaría que vean con claridad lo que les voy a contar.

  Ha sido un placer. Buen provecho con tu iluminación. Nos vemos pensantes.

  Autor: Emilio R. Fernández Ramos  

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