ELEVA TU RENDIMIENTO AL MÁXIMO


EL RENDIMIENTO DEPENDE DE TRES FACTORES

Hola amiga(o) pensante. En una persona existen tres factores que debe considerar a la hora de evaluar su rendimiento. En primer lugar, las condiciones físicas, considerando las veces que el cuerpo presenta problemas que, aunque no impidan las actividades comprometidas, reducen el estado de confort, y afectan la concentración en lo que se hace. Nadie que esté bajo tratamiento médico para alguna dificultad física, está libre de preocupación.

Luego tienes la actividad pensativa y sus archivos mentales llenos de pensamientos producidos desde el nacimiento. El descontrol del acto de pensar que ocurra, aunque sea de manera ocasional, son lagunas de deficiencia en el estado de alerta y reducción en la capacidad de enfoque en lo que se hace. La mente no causa el descontrol, la mente está respondiendo a los intereses del pensante.

Es este pensante el tercer factor. Lo pueden ubicar por la “atención”. Ahí donde está la atención ahí está él conectado. Si él no le presta atención a la película que le hace recordar y ver la mente, o la película que está imaginando, no desperdicia tiempo valioso, y deja de hacer sus labores con la poca atención que pone a los actos automáticos que ya ha aprendido y programado en su mente para hacer el trabajo. En la medida que su atención se enfoca en lo que piensa mientras trabaja, lo más que puede hacer es mantener su rendimiento, pero nunca aumentará la producción.

La salud física requiere atención especial. Se vive en una sociedad donde casi toda la alimentación y las bebidas, están procesadas químicamente de manera artificial. En los países industrializados sus habitantes lo saben, lo que no saben es como darse sus gustos y a la vez alimentar el cuerpo de manera sana. Prefieren darse sus gustos.

La hiperactividad mental y pensativa le está quitando más del 50% del estado de alerta a la gente y le impide ver la vida tal como es; de manera objetiva.

La capacidad de mantener la atención 100% enfocada a voluntad en algo, sin estar entrando y saliendo de la mente, o recordando cosas, es casi imposible para la mayoría de las personas. Por lo general los que laboran, trabajan a menos de media máquina, con un consumo de energía tan exagerado, que el cuerpo, la mente y él, quedan tan extenuados, que necesitan un descanso urgente para reponer energía.

El combustible que produce el cuerpo con la alimentación que recibe, es de bajo octanaje, cuando está diseñado para funcionar con un combustible Premium, muy cónsono con la naturaleza y no con los gustos y caprichos de los pensantes.  Y resulta que se puede ir al trabajo con un desorden mental, estados de tristeza, angustias, preocupaciones, y la gente se las arregla para que no lo noten. Pero cuando el cuerpo se enferma, usted se jodió. Necesita hospitalización, reposo, tratamientos, gastos que no estaban en el presupuesto, y un buen tiempo de recuperación alejado del trabajo.  

Y los jefes quieren rendimiento. Tú quieres rendir, pero tienes “mala suerte”. ¿Verdad que tienes mala suerte? Jajaja.  

Ríete si eso te sucede, es algo sencillo de resolver. Te estás ahogando en un vaso de agua. Es un placer, aquí estamos a la orden. Nos vemos pensante.

Autor: Emilio R. Fernández Ramos  

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