¿SEGURO QUE PUEDES PENSAR LO QUE QUIERAS?


ENTONCES PORQUÉ NO PUEDES PENSAR COMO QUIERES

La gran tragedia de la gran mayoría de los pensantes. Pueden pensar lo que quieran, sin embargo, no encuentran método efectivo para pensar positivo o como quieren y sienten que les conviene pensar.

Reconocen que su pensar o “la manera de pensar” los está enfermando. No hay manera para encontrar paz y tranquilidad interior. La ansiedad, “los nervios”, el estrés y la depresión se intensifican con el combustible que producen con el contenido de sus pensamientos.

No pueden pensar como quieren pensar, pero no pueden parar de pensar, ya que la única manera de no hacerlo es estar muerto. Porque hasta lo poco que pueden dormir, la mente sigue bombardeándolo con el mismo tipo de pensamientos o registros en los cuales está atrapado.

Estos pensantes agobiados por su propia actividad pensativa, la solución que se les ocurre es; “si pudieran no pensar”, o por lo menos quedarse dormidos profundamente para descansar del agobio de la hiperactividad pensativa que los está volviendo loco. “Doctor mándeme algo, lo que sea con tal de no estar consciente de lo que ocurre en mi cabeza”.

Pero la culpa es de la mente, la culpa es de la cocina que está quemando las comidas, la culpa es del carro que no vio por donde iba. Responsabilizando a todo lo que se le ocurra intenta por todos los medios evitar reconocer que perdió el control del acto de pensar, y quien está mandando es su mente.

A estas personas les haría mucho bien entender que nadie puede controlar lo que no entiende, no comprende o ignora cómo funciona. No hace falta ser neurólogo para observar y hacer consciencia del acto que se ha estado ejecutando desde que se nace. El acto de pensar.

Estas personas pueden tener la seguridad que en sus primeros años de vida su actividad pensativa no les dio ningún tipo de problema, vivían felices con todo lo que pensaban. Más bien estaban ansiosos que llegara un nuevo día para seguir pensando.

Crecieron, se fueron haciendo adultos, con más conocimiento, más inteligentes, y ahora no pueden vivir sin las pastillas, o tener que soportar el acoso mental las 24 horas del día. Quieren parar de pensar.

Parar de pensar es como suicidarse. Apagas la mente o el cerebro que sirve de conmutador, y el doctor pondrá en el acta de defunción; “muerte cerebral”.

Puedes pensar lo que quieras, pero si pierdes el control del acto de pensar, pierdes la voluntad, la autoridad o la determinación de lo que debes pensar. Cuando se tiene un poder o una virtud y no se usa, alguien o algo más lo va a usar por ti. Eso sucede con tu mente, diriges tú, o si no lo hace ella.

Difícil de entender como un ser pensante que sabe lo que está mal con él, prefiera vivir sufriendo. Y no se aboque a rehabilitar su incapacidad.

Ha sido un placer. Buen provecho a los que pueden dar gracias por tener un buen dominio de su actividad pensativa. Nos vemos pensantes.

  Autor: Emilio R. Fernández Ramos 

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