LA OBNOSIS MEJORA LA INTELIGENCIA
OBNOSIS: “OBSERVAR LO OBVIO”.
Hola amiga(o) pensante. ¿Qué tan obvio es lo obvio? La realidad objetiva, o
todo aquello que se puede percibir y comprobar se convierte en verdad.
Ser objetivo proporciona un nivel de inteligencia superior a aquellas personas
que se pueden mantener alejados de su memoria, de su mente o de su conocimiento
mientras observan. Única manera de ver las cosas tal como son.
Si se observa a través de la memoria acumulada o conocimiento, se embarra
de subjetividad lo que se está observando o contemplando. En ese grado deja de
ser una contemplación objetiva.
La objetividad acordada en la sociedad, en términos de resultados o
supervivencia, determina cuan suficiente obvio se tiene que ser para aceptar el
hecho como una verdad o estar de acuerdo.
El abogado defensor y acusador están dilucidando cuál de los dos es más
obvio y puede mostrar de manera objetiva si el acusado es culpable o inocente.
El de mayor subjetividad es el perdedor.
Prueba poner una mano en la pared y afirma que estás tocando la pared, y
pregúntale a quien esté cerca si eso es lo que haces, y estará de acuerdo
contigo.
Prueba otra vez poner la mano en la pared y pregunta que estás haciendo con
tu mano. Parece obvio que estás tocando la pared, pero se puede ir más profundo
en la objetividad; tu mano no cubre toda la pared, a penas el tamaño de tu
mano.
La realidad subjetiva individual puede ser cualquiera, puedes estar
pensando que tocas la pared de tu casa, la casa o todo el planeta, y esa será
tu verdad, y esas verdades pueden ser acordadas, ya que puede ser
suficientemente obvio para que otros estén de acuerdo que estás tocando con tu
mano el planeta o la pintura que cubre la pared.
El mayor grado de “obnosis” que puede liberar toda la capacidad cognitiva
de un pensante, es como les dije, ser capaz de separarse de la mente o de su
memoria para observar en completa libertad. Cualquier pensamiento atravesado
por muy bueno que parezca, reduce la visión del observador.
Lo aprendido o las memorias se usan para repetir acciones, pero la
humanidad no progresa repitiendo. Nuevos conocimientos deben salir a la luz, y
los pensantes tienen la particularidad que no pueden sentarse en grupos a
contemplar, ya que para el que contempla no sabe. No hay algo que se sepa de
antemano; de saberlo no tiene sentido hacerlo. La gloria de ser el primero se
lo lleva uno solo.
Para convertirse en un observador de lo obvio, hay que prestar atención al
mundo que nos rodea y salirse de la mente. Se puede ir a la mente cuando sea
necesario, o pensar si el momento lo requiere. Pero andar divagando dentro de
la cabeza la mayor parte del tiempo es la causa del desorden mental y todos los
malos efectos psicológicos y psicosomáticos que padecen los pensantes.
Para empezar un camino de recuperación firme y confiable, hay que empezar
por recuperar el control del acto de pensar. Primero lo primero. El acto de
producir pensamientos está mucho antes que los pensamientos y las secuelas buenas
y malas que estos puedan producir.
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