ME LLEGÓ LA HORA DE ECHAR RAICES

  


ME LLEGÓ LA HORA DE ECHAR RAICES

POEMA

Con la luz puedo ver como en un espejo mi imagen en tus ojos. Pero no la veo en tu mente, mucho menos en tu corazón.

Ya he corrido muchos amores superficiales, amores aventureros dedicados al placer y la diversión. Pero esto tiene que parar, los años pasan y el tiempo de vida se acaba, este ciclo de parrandas interminables a concluido.

Los arboles echan raíces no porque no puedan ir de un lugar a otro, hay nutrientes esenciales para la vida que su absorción debe ser permanente, si les hubiera sido necesario, la plantas andarían como los animales y nosotros moviéndose de un lugar a otro para encontrar esos nutrientes.

Me llegó la hora de echar raíces. Los nutrientes vitales para la trascendencia de la vida de un ser humano provienen del amor, de la permanencia con una pareja para construir un habitad familiar que pueda cobijar con amor la descendencia que nos va a reemplazar.

Hay que saber cuándo una etapa de vida ha concluido y tener la sensatez y determinación para detenerse a tiempo. Viví con pasión lo que viví y lo disfrute hasta la saciedad, pero me desincorporo de la vida aventurera.

Tu rostro de desilusión no va a durar mucho. En tus contactos telefónicos hay una lista de alternativas para cuando tu compañero de aventura preferido no puede acompañarte.

Si mi imagen comienza a revolotear en tu mente y tu corazón no te deja dormir por las ganas que tienes de verme, ya tenemos la mitad del camino recorrido. Me gustaría que eso te pasara.

Autor. Emilio R. Fernández Ramos  

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