“SI TE RINDES TE PIERDES A TI MISMO”

  


EL VENEZOLANO DESCUBRIÓ TALENTOS QUE NO SABIA QUE POSEÍA

Hola amiga(o) pensante. No sabes el talento que tienes acerca de algo, si no te has puesto a prueba. A veces por circunstancias, prejuicios y desorientación hay actividades que no se tocan, debido a que ya se tiene la convicción de que no se tiene talento o vocación para eso. O simplemente no le gusta.

Los tiempos cambian, el entorno y las realidades cambian, bien sea porque hay progreso y aparecen otros tipos de fuentes de trabajo, o debido al deterioro y hundimiento económico de una sociedad, como Venezuela, donde se pierden las fuentes estables de trabajo tradicionales, y las personas son forzadas a probarse en actividades que nunca habían pensado hacer.

El pueblo de Venezuela que aún permanece, y los que emigraron a otros países, nunca se imaginaron probar su talento y capacidad en otros trabajos que no fueran los que ya conocían y tenían algún tipo de experiencia.

Tuvo que ser de esa manera sufrida y dolorosa, que todos los venezolanos, excluyendo a los delincuentes, descubrieran que eran capaces de producir talento si se enfocaban con pasión y entrega a una nueva actividad productiva.

Y no solo se sienten ahora capaces de ser buenos en el área que se desempeñen, sino que aprendieron a endurecer el mentón, y pueden recibir golpes del boxeador Mike Tyson, y seguirán de pie hacia adelante con la frente en alto y quitándose las lágrimas con el dorso de la mano para no dejar de ver el camino.

Sin embargó, el peligro acecha. Los motivos de arranque forzado dejaron una memoria borrascosa.  Y en cualquier momento se desata una tempestad psicológica que lo arruina todo.  Es el momento de limpiar los desperdicios psicológicos. No se puede trabajar con una mente que mantiene pipotes llenos de resquemores, deseos de venganza, odios y cargas emocionales regadas por todas partes.

La eficiencia y la productividad solo pueden estar garantizada teniendo una mente despejada de recuerdos o experiencias dolorosas que en su momento fueron una tortura inclemente casi imposible de soportar.

No hay que esperar que las circunstancias obliguen a probarse en la actividad que se presente, ya que, durante el proceso forzado, muchos quedan en el camino. No todos sobreviven. Buen provecho para los sobrevivientes, y un descanse en paz para los desafortunados y los resignados que siguen con vida, pero ya se han rendido. Nos vemos pensantes.

“Si te rindes te pierdes a ti mismo”.

Autor: Emilio R. Fernández Ramos  

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