LA CLARIDAD DE LA CONSCIENCIA


 LA CLARIDAD DE LA CONSCIENCIA

(Prosas)

No, si quieres no abras los ojos de la consciencia. Sigue caminando la vida con los ojos cerrados, con la luz de la consciencia apagada, y esperando no tropezarte con nada. Tus ojos físicos procesan la luz que viene desde afuera para que veas dentro de ti lo que está afuera y no tropieces tu cuerpo, y la luz de la consciencia es la claridad que sale de ti para iluminar el camino que transitas y no tropieces tu alma con los demás y estropees la convivencia.

El ciego, el que tiene los ojos dañados, puede resolver su impedimento expandiendo sus otros sentidos y puede lograr no tropezar su cuerpo, pero una consciencia apagada no tiene sustituto.

Si se pudiera ver la claridad que emiten la suma de todas las consciencias desde un avión, como se observan las luces nocturnas de las ciudades, se puede comprobar la penumbra en la que vive la humanidad. A esta penumbra la llaman claridad, la llaman inteligencia, la llaman la nueva era. Tan moderna esta era, que la pobreza y la injusticia está desapareciendo.

El orgullo y la prepotencia de los humanos que viven en la penumbra es justificado, aprendieron a sobrevivir usando la fuerza, la coacción monetaria y el material militar para llevarse por delante lo que se les ponga por el frente. No existe suficiente claridad para mirar las lágrimas en los rostros compungidos por el dolor, ni paciencia para interesarse en el daño que están causando. Al no distinguir lo que existe fuera de ellos no pueden hacer consciencia de la magnitud del daño que van dejando, se conforman con experimentar que se están moviendo en la dirección que eligieron. No pueden ver más allá de sus narices, ni pueden ver sus manos ensangrentadas, ni los restos de cadáveres en las suelas de sus zapatos.

Eso sí, muy ocupados en encontrar fuentes de energías para mantener sus “modus vivendi”, y sus maquinarias aceitadas para intimidar.

En lo individual, las consecuencias de la falta de claridad proveniente de la consciencia espiritual, convierte a ese ser, en un ser indefenso ante los grupos de ciegos que se han unidos para tomar ventaja. Aparte de convertirse en víctima de sí mismo dentro de su propio mundo privado.

Para aumentar la claridad de consciencia hay que trabajar en soledad, dentro de uno mismo donde nadie lo puede acompañar. La vida social comparte lo que se necesita para socializar en armonía, pero esa luz de ese conocimiento no es combustible para encender la consciencia.

 Autor: Emilio R. Fernández Ramos   

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