SALIERON A BUSCAR LA FELICIDAD Y MURIERON INFELICES

 


SALIERON A BUSCAR LA FELICIDAD Y MURIERON INFELICES

(Prosas profundas)

Es sorprendente la cantidad de personas que desde que nacieron le vendieron la idea que tenían que salir a buscar la felicidad.

Dejaron de ser como niños porque esa felicidad natural que sentían, no era verdadera.

Papá, mamá y toda esa gente adulta, esos sí que saben lo que es ser feliz. Y el niño dejó su felicidad a un lado y empezó a buscar una que es causada por un agente externo, hecho o situación vivida.

Por allí andan muchos ya ancianos convencidos que la tal felicidad solo se da en unos pocos afortunados.  

Los miles de millones de personas que andan por la vida buscando la dichosa felicidad, se andan atropellando unos a otros en el desespero y la ansiedad de “ser feliz” a como dé lugar.

“Llegar a ser feliz”, es un estado visualizado en el futuro. Se está tan concentrado en llegar a él, que no se le presta atención a lo que sucede en el camino.

Después de una larga trayectoria, con los pies adolorido, obligado a sentarse y descansar la mente, tienen algo de tiempo para repasar mentalmente el camino recorrido, y para sorpresa del que todavía no ha podido alcanzar la felicidad como la ha soñado; observa incrédulo, anonadado y confundido, que muchísimos de esos momentos vividos fueron momentos de felicidad, pero que no se detuvo a disfrutarlo porque su expectativa de felicidad la seguía manteniendo en el futuro.

Ser feliz sin un motivo o un hecho externo que lo produzca, es impensable, por esa razón se busca la felicidad, aceptando de manera inconsciente que no se es feliz. Pero los inconscientes también se aseguran que sus hijos o descendientes también pasen por esa tragedia.

En una sociedad que comercializa hasta con los sentimientos, “la verdadera felicidad es la que están publicitando. Esa que tú tienes, si es que crees ser feliz de algún modo, esa es falsa. Esa felicidad no vale nada comparada con la que vas a conseguir.

Y un pretendiente que viene a cortejar la dama, no puede dejar de prometerle que “la va a ser feliz”. En el futuro, después que sucedan los hechos que interesan que ocurra, se va a lograr esa felicidad prometida.

Si la infelicidad todavía te permite recordar tu infancia, vuelve a re-experimentar ese estado natural de ser feliz. Eras feliz y llevabas esa felicidad a todo lo que hacías.

Puede parecer que jugar con lodo te hacía feliz, pero profundiza y observa; que desde que te levantabas lo hacías con esa felicidad encima y la llevabas contigo a todas partes.

Tú eras feliz, debido a que la felicidad se generaba en ti, y disfrutabas todo; no por los regalos de navidad, o por los amigos de infancia.

“No busques lo que no se te ha perdido”. Buscas el sombrero y se te olvidó que lo llevas puesto.

Y deja de estar haciendo falsas promesas; tú no puedes hacer feliz a nadie, excepto a ti mismo.

  Autor: Emilio R. Fernández Ramos   

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