ASÍ SE PIERDE LA INTELIGENCIA

 


LA SALUD FISICA Y MENTAL SE PUEDE RECUPERAR SI EL PENSANTE PONE UN POCO DE ATENCIÓN

  Hola amiga(o) pensante. Para la construcción de la realidad subjetiva que experimenta el pensante, se usan tres escenarios: el ambiente exterior, el cuerpo físico y la mente.

  El pensante puede reconocer desde donde está en ese momento produciendo los contenidos para la realidad subjetiva que está sintiendo o experimentando, dándose cuenta en donde tiene enfocada la atención.

  La calidad de su estado anímico y emocional; su eficiencia y productividad; su inteligencia y criterio; depende en cual escenario permanezca más tiempo.

  El peor escenario para permanecer y que causa pérdida de las condiciones que ya se indicó, es en la mente; luego le sigue el cuerpo físico con menos efectos negativos y el ambiente exterior que es el escenario por excelencia el adecuado.

  Una persona en mal estado emocional, anímico, sentimental, deprimido, angustiado, nervioso y todos esos nombres que se le dan a los síntomas y malas condiciones psíquicas; con seguridad pasa la mayor parte del tiempo con su atención en lo que ocurre en su mente y en su cuerpo.

  Su atención permanece en una imaginación desbocada y exagerada, que le consolida la realidad de su sufrimiento o de los males que está sintiendo.

 Las pocas veces que puede salir de su mente es para comprobar si su cuerpo le confirma que se va a morir muy pronto, ya que lo que tiene es algo mortal.

  De acuerdo al tiempo que el pensante permanezca con su atención atrapada en los escenarios mentales y el cuerpo; y con muy poca permanencia en el escenario exterior, su calidad de vida, incluyendo su inteligencia y criterio disminuye y tienden a desaparecer.

  Si algo puede hacer cualquier pensante, es por lo menos darse cuenta en que tiene la atención puesta y que tanto reincide en permanecer enfocado en ese escenario.

  Actividad pensativa como se titula este página o blog, significa el tiempo que el pensante se dedica al estudio, análisis o reflexión de un tema o asunto que le interesa.

 Es decir; su atención está siendo usada con un propósito premeditado. Es una acción voluntaria, determinada y hecha por iniciativa propia. Y si tiene que usar los tres escenarios para examinar, los usa sin tener complicaciones.

  Los pensantes que reconocen que están afectados o se encuentran de manera recurrente en malas condiciones anímicas o emocionales, ya saben lo que tienen que hacer. Llevar lo más que puedan su atención al mundo exterior.

 Pueden llamar estas acciones distracción, pero hay que procurar que no sea nada más que ver televisión o hundirse en el teléfono inteligente. En ellos se encontrarán con dramas peores que los que padecen y tengan la seguridad que fijaran su atención en todo aquello que se parezca a lo que están sufriendo.

  Todas aquellas acciones o actividades en el mundo exterior que se puedan llevar a cabo, van a exigir ponerle atención.

 Y aunque de repente se sientan jalados y despegados de lo que están haciendo hacia el interior de su mente o de su cuerpo, y puede darse cuenta, no debe permitir rendirse. Haga lo que pueda para volver al escenario externo.

  Hay quienes creen que están reflexionando o estudiando situaciones a resolver, o buscando respuestas y lo que están es fortaleciendo el descontrol de la atención.

  Para saber que no se ha caído en este vicio de: “pensar, pensar y pensar”, basta con observar si es una repetición del mismo asunto, pero figurado de otra manera.

  El pensante que sucumbe a la tentación de permanecer metido en la mente, siempre tiene la impresión que hay una mejor respuesta o solución a lo que ha llegado anteriormente.

 Y si fuera el caso que analiza el asunto y no le gusta la conclusión a la que ha llegado; lo que debe hacer es salir al mundo exterior a buscar nueva información, ya que la que dispone no es suficiente o no le sirve.

  La mente solo puede dar respuesta de acuerdo a la información registrada y ella les va a responder con lo que tenga. Si no les gusta la respuesta, para que perder el tiempo figurando cosas irreales o fantasiosas.

  El cuerpo físico es mucho más real que lo que se está viendo en la mente, por esa razón es menos dañino para las condiciones del pensante.

  Sin embargo, mucha de la realidad o síntomas que se están sintiendo, son alteraciones que se producen mientras el pensante permanezca en el estado psicológico que se encuentra. Tan pronto mejore ese estado, el cuerpo vuelve a funcionar con normalidad.

 A los pensantes no les gusta que después de unos rigurosos exámenes médicos le digan que no le encuentran nada; protestan y se enojan porque están convencidos que tienen una enfermedad mortal. Claro, hay excepciones, donde vale recurrir a varios médicos para asegurarse que no hay error.

  A muchos les importa más perder su inteligencia, su criterio o capacidad cognitiva. Si ese es el caso amigo mío, cuide el uso de su atención, ya que también se aplica el mal uso para que las facultades desaparezcan.

 Les voy a adelantar un dato valioso a aquellos lectores que se sienten a gusto con el control de su atención. Existe otra forma de saber, sin recurrir a la información registrada en la mente.

  Es decir, se puede adquirir conocimiento fuera de los límites de la mente.

 Si compara la información o conocimiento que ha adquirido y que dispone en su mente, con la magnitud casi infinita de lo que NO sabe o NO ha estudiado, se pierde de vista por lo insignificante que parece. Sin embargo, toda la información que quiera está aquí, al alcance del pensante y puede tenerla si lo desea.

 Ha sido un placer hablar de nuevo de la importancia de la atención. Buen provecho y atentos con la atención. Nos vemos pensantes.

  Autor: Emilio R. Fernández Ramos

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