ACERCANDO LA ESPIRITUALIDAD A LA CIENCIA Y LA CIENCIA A LA ESPIRITUALIDAD
LA RESPUESTAS QUE LA HUMANIDAD NECESITA ESTÁN EN LA UNIÓN
La distancia que hay
entre la ciencia y la espiritualidad no permite que desde una de ella se
perciba a la otra; por lo tanto, van en dirección contraria buscando el mismo
objetivo; la causa primigenia que dio origen a este universo y la vida que en
él habita.
Es fácil observar que el
universo está en pleno desarrollo, la creación no ha sido completada; la obra
no ha sido concluida, por lo tanto, la causa o el creador no se ha separado de ella.
Tanto los científicos como los espiritualistas deben admitir que el universo
está siendo desarrollado, y la causa que buscan debe ser la misma. No se
encuentran en universos diferentes para que haya la opción de augurar a que
sean dos creadores diferentes.
A ambas tendencias, no
importa que camino usen para hallar la respuesta, los debe unir el acordar que
buscan la misma causa. Que las discrepancias sean abismales, solo significa que
sus argumentos discrepan, lo cual no altera en absoluto la verdad única que
tienen como objetivo.
Todas las diferencias
entre la ciencia y la espiritualidad representada por todos los buscadores
alternativos, desarrollan sus contradicciones por las metodologías usadas para
conocer esa verdad, y la interpretación individual que cada uno hace, aun
dentro de los mismos grupos que representan a ambos bandos.
Es evidente que ninguno
de los dos bandos, los espiritualistas y los no espiritualistas, está conforme
con las explicaciones de uno y otro acerca de lo que puede ser esa verdad,
causa o creador. Pero por ser una obra en desarrollo, ningún ser ha sido
completado. Nadie ha sido concluido y su visión se limita a lo poco que alcanza
a ver en la etapa de desarrollo en que se encuentra.
La ciencia exige
evidencias físicas, y los espiritualistas la fe, o creencia para conocer la
causa. Pero, aunque los científicos también siguen un camino de creencias y fe,
están expuestos a dejarse convencer cuando les demuestren con evidencias físicas
irrefutables que están equivocados. En cambio, el espiritualista se amarra a sus
creencias hasta morir con ella y se niega a ver fuera de esa idea pase lo que
pase.
El ciclo de la existencia
del universo y de nosotros en él, no ha terminado, apenas nos acercamos al
medio día y no sabemos qué pasará. El creador está en plena faena, ocupado en acabar
su obra, y los seres pensantes que está plasmando ya sufren de desespero y
ansiedad por conocerlo, y se están matando entre ellos para asegurarse quien
tiene la razón, o quien tiene la verdad verdadera. En lugar de apurarse en
conocer y experimentar la vida con que los está invistiendo el creador para que
aprecien el valor de ser parte de su creación.
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