ANIQUILACIÓN PREMEDITADA DE CONSCIENCIAS

  


LA FUERZA DEL TSUNAMI DE LOCURA QUE RECORRE EL MUNDO

Hola amiga(o) pensante. Hoy quiero molestarte, me voy a meter con tus creencias.

Si te molestas, entonces lo que crees nunca los has experimentado, es una bandera ajena que recogiste, asumiste, acordaste, o te adoctrinaron y nunca la contemplaste lo suficiente para hacer tu propia experiencia de ello.

(Creer verbo intransitivo

1.  1. Considerar una cosa como verdadera o segura o pensar que existe, sin tener pruebas de su certeza o un conocimiento directo de la misma.)

Por ejemplo; tu vida, este tiempo de vida que has estado viviendo; no es una creencia. La viviste con cada célula de tu cuerpo.

Te podrán cortar la cabeza para que niegues lo que has experimentado en el día de hoy, o a lo largo de tu vida, y ni una de las neuronas del cerebro te traicionará negando lo que para ti es verdad.

Sin embargo, las creencias no aguantan una mirada de inspección. Esa es la razón por la cual los vendedores de creencias no aceptan que tú inspecciones. Te acorralan con el argumento de que estás dudando y si tienes duda de lo que ellos dicen que es verdad; o porque está escrito en un libro “sagrado”, entonces te freirás en las pailas del infierno.

El cobarde no se atreve a levantar la mirada, y manda a callar cualquier voz de protesta en su mente, para no cometer la trasgresión y sufrir el castigo.

Con “Pan y circo para el pueblo”, y las guillotinas, sillas eléctricas, y salas de torturas montando guardia, las creencias y sus creedores; los creedores y sus creencias, permanecen en un mundo imaginario, mientras los acontecimientos de la verdadera vida pasan frente a sus ojos sin verlas, y pueden hacer con ellos papelillos para regar las fiestas de quienes orquestan la aniquilación de consciencias.

 Las creencias pueden provenir de una imaginación descontrolada. Hay personas que tienen una opinión de todo el mundo, y de todo lo que oye, ve, o percibe, y nada de lo que supone como verdadero ha sido una experiencia propia o le consta porque ha observado.

Ve al vecino que sale bien vestido, y está convencida que le está montando cachos a la vecina. Así lo cree, y hasta se ofrece como testigo para acusarlo ante el juez.

Hay muchos que han perdido la vida por creer que no viene carro y cruzan la calle confiados en su creencia. Otros creen que el olor a comida quemada viene de la calle y la cocina ya se le está incendiando. Que le cuesta intentar comprobar.

A ver; no sé si eres hombre o mujer, pero tú si lo sabes. Si crees que eres hombre o crees que eres mujer, ¿hay problemas verdad?

Hay problemas porque sabes que una creencia no es suficiente para dar una rotunda afirmación.

Así son todas, todas, todas las creencias. “Yo creo en ti”, es solo UN voto de confianza que pongo en ti, De un millón de votos, te doy uno, ya que no puedo garantizar que mañana cumplas con lo prometido.

Con Dios, tú eres el que pides, haces las promesas, y hasta diseñas los rituales, y quieres que él te crea, En vista que no hay manera que puedas comprobar si Dios te cree o no, tienes que creer que él te cree, y te cree porque crees que es “bueno”. Y te quedas con esta creencia conclusiva no comprobada.  En mi caso, yo ASUMO la existencia de una CAUSA o Creador Supremo de la existencia, y elimino esa presunción que debilita la fe.

Los Dioses que enarbolan los seres humanos poseen entre sus virtudes el don, de ser omniscientes; lo saben todo. Ese todo incluye los pensamientos que produces, y los que has producido en tu vida. No hay nada acerca de ti que no sepa. Esto incluye, tu pasado, presente y futuro.

Entonces, no hay motivos para preocuparse de lo que piense Dios, no necesita pensar; lo sabe todo. Lo que si debe ser preocupante es lo que yo piense, estoy tratando de saber y de entender, y a veces me equivoco.

Por eso confío en mis hechos, en mis comportamientos, en mis actitudes, son experiencias reales.

Las creencias son parte de lo que está pendiente por comprobar o tener una experiencia. No camino sostenido de creencias. Ni me apoyo en las creencias de los demás.

Si el doctor que te va a operar te dice; “yo creo que puedo hacerte una buena operación”. El piloto del avión les dice a los pasajeros; “yo creo que puedo pilotear bien este avión”. Ni te operas, ni te montas en el avión.

Así se ven todos los creyentes.  No importa en que crean. Pensamientos son pensamientos, algunos saben bien, otros saben horribles. Pero el cómo te comportas contigo, con los demás y el resto de la creación, marca la diferencia.

El tsunami de locura que recorre el mundo con estas guerras fratricidas es impulsado por creencias. Los hechos horribles que están sucediendo en el mundo, son productos de creencias. Ten cuidado con tus actos basados solo en creencias,

Autor. Emilio R. Fernández Ramos 

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