UNA BENDICIÓN DIVINA CONVERTIDA EN UNA MALDICIÓN

  


CON CALMA, QUE EL KARMA NO PESA MUCHO

Hola amiga(o) pensante. El ser humano desde que nace, individual o en grupo, nunca se mueve o se ha movido en un impulso de progreso permanente en su evolución social. Hasta el día de hoy no ha sucedido.

El progreso que se mide como resultado, crea la apariencia de que ha sido una carrera de éxitos consecutivos.

Pero al examinar la trayectoria, no todo fue color de rosa. Caídas, paros, dificultades, hasta retrocesos que causaron retomar nuevos impulsos.

Así se ve la vida de cualquier persona. Pero difieren en los efectos psicológicos.

Hay quienes se comportan como coletos arrastrándose por una infortunada vida que no les dio oportunidad y los trato muy mal, o les quitó personas o cosas, cuyas pérdidas no aceptarán nunca. (Entre lágrimas y rabias) “No tenía por qué suceder”.

La vida no es como un sancocho que al servirte tu plato, le puedes sacar las verduras que no te gustan. No vivas peleando con las cosas “malas” que según tú, tiene la vida.

O la vives tal como te está ocurriendo, o cualquier hecho que no sea de tu agrado que te acontezca, abrirá un enorme agujero en tu mente y en tu alma, que no te dejará estar en paz contigo mismo el resto de tu vida.

El entorno, todo aquello que rodea tu vida, incluyendo tu muy apreciado cuerpo, están sometidos a los vaivenes de este universo, sumándole los desmanes de una humanidad que perdió la cordura.

Generalizo, pero si nos acostumbramos a los bamboleos con que se conduce la humanidad como un todo, no solo podemos padecer los designios de su demencia, sino lo que es peor, nuestra propia desesperanza.

Y es esto lo que debes observar. En tu mundo interior nadie ni nada puede hacerte sentir de cualquier manera. Ni de la manera que te guste o de la que no te guste.

Las infelicidades o las felicidades que se viven, atribuida a causas diferentes y no puedas ver que tú eres la causa, viola una regla divina en tu mundo interior. “la virtud del libre albedrio”. Tú elijes el camino, tú elijes como quieres sentirte; tú elijes el camino del bien o del mal.

El hecho de que no se esté consciente de que el desorden mental, los padecimientos emocionales y las enfermedades psicosomáticas son causados por uno mismo, no evita que sucedan. Es un poder irrenunciable.

El libre pensar, una bendición divina, convertida en una maldición.

Aquí tienes un ejemplo que demuestra hasta donde llega el libre albedrio: Jamás pertenecerás a un grupo religioso cristiano, ni a ningún otro; si no “DECIDES” aceptar a su Dios, como tu Dios.

Es decir, ni Dios te permite tu acercamiento, si tú no “decides” acogerlo como tu Dios. Tú tienes que tomar la decisión.

Por lo tanto, no hay motivo de ningún tipo para que pierdas la esperanza en ti. El poder que tienes para causar los efectos psicológicos que quieras experimentar, siguen intacto.  

Si en los próximos minutos “decides” aceptar que fuiste bendecido con el poder para crear tus experiencias de la vida. En otras palabras tus estados psicológicos o emocionales, estarás reintegrándote la responsabilidad que equivocadamente se las has estado achacando a las circunstancias, o a otros de ser los causantes.

La vida que sucede dentro de ti, debe estar en tus manos, no trates de buscar a quien o a que culpar cuando las cosas estén mal dentro de ti.

Aquellos que conocen del Karma, (no los que lo interpretan como castigo), estamos hablando de lo mismo; asumir responsabilidad por nuestras experiencias de vida interior.

Recupera la confianza en ti, sin no lo haces, no importa en quien o donde pongas la confianza para sostenerte o apoyarte, ese o eso caerá sobre ti en cualquier momento y te aplastará.

Ha sido un placer. Buen provecho con tu esperanza

Autor. Emilio R. Fernández Ramos  

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