LA TRANQUILIDAD Y PAZ INTERIOR NO TIENE PRECIO

  


UN PENSANTE QUE SE SOBREVALORA SI NO LAS GANA TODAS NO SE SOPORTA ASÍ MISMO

Hola amiga(o) pensante. Puedo adivinar que las cosas que tienen que ver con tu vida, no todas están sucediendo como a ti te gustaría.

Pero no estás solo, consulta con toda persona que puedas hacerlo, a ver si ellos son afortunados para que todo les salga bien.

Entre lo que la persona piensa, sueña o anhela, y los hechos hay una gran diferencia.

Siempre ha sido así y le sucede a todo el mundo. No hay motivos para hundirse en el pesimismo, la mala suerte o la fatalidad en un día de sucesos no acordes con nuestros deseos.

Estas reacciones emocionales de rabias, tristezas, de explosivas frustraciones, son implosiones internas que derrumban la autoestima y la valoración que se tiene de uno mismo.

La única institución bancaria que no te negaría un préstamo, o un crédito, es tu propia institución interna.

Pero también se cumple que la valoración y confianza en ti mismo determina las condiciones del préstamo.

Hay personas cuya confianza en sí mismo se ha perdido, y no consiguen de ellos ni un gramo de energía, o un céntimo de entusiasmo para invertir en un proyecto.

Unos más y unos menos, pero ocurre que la gran mayoría, a pesar de lo que están viviendo, siguen jurando que todo tiene que salirles como lo han pensado, imaginado o planificado. Si no se da así, se molestan, sufren y patalean.

Estas personas que parecen tener una baja autoestima, lo que padecen, es de una sobrevaloración de su estima.

Sobrevaloran su confianza debido a que consideran que pueden pensar y decidir por los demás. Se creen tener más poder que Dios, y la naturaleza debe comportarse a su conveniencia. Por tal motivo todo debe darse como lo ha imaginado.    

Todos los deprimidos, estresados, y los que parecen un “pocillo de loco” con abolladuras emocionales por todas partes, son los que no aceptan que algo no se dé como quieren. O que alguien no piense, haga o sea como él quiere.

Sé sabe que todo movimiento mantiene su impulso por la fuerza que se le imprime, la fuerza o energía aplicada se consume, por lo tanto tiende a agotarse.

Y el generador de esa fuerza o energía es el pensante. El motor interno del pensante en la cual se apoya, es su mente.

Pero cuando nació o vino a este mundo, no trajo un manual del pensador y de su mente.

La opción es; “arréglate como puedas con tu mente”.  Y eso es lo que se ha hecho. Cada quien se las arregla para lidiar con su mente y su rol de pensador, improvisando, inventando, suponiendo cosas, hasta donde la mente les permita moverse.

El resultado de estos pensantes es demostrable; desorden mental. Pérdida del control de sus pensamientos, de sus emociones y de su imaginación.

El que crea que hay que poner orden interno, primero debe prender una bombilla, una vela, o alumbrar con el teléfono celular. Si no ve bien con la luz que viene alumbrando, necesita más claridad.

Y estos artículos de actividad pensativa que público desde hace 15 años, el propósito es de mostrar maneras de hacer una fogata aunque sea, ahí dentro de tu cabeza.

La tranquilidad y paz interior no tiene precio. “Dígalo ahí mi pana.”

Autor. Emilio R. Fernández Ramos  

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