ACOSO A LA INTELIGENCIA POR PROPÓSITOS EQUIVOCADOS

 


NO LE HAGAS A TUS HIJOS O EDUCANDO LO QUE TE HICIERON A TI.

Ocurre con la educación y ocurre con la vida fisiológica. Cuando se tiene un propósito equivocado, se malgasta o desperdicia energía solo para obtener un pequeño avance o miserable rendimiento.

En la educación desde niño la familia nos vende el propósito de estudiar para ser alguien, o ser como alguien de los mejores modelos de personas que existen. Nos inculcan cualquier cantidad de propósitos falsos de lo que se va a lograr estudiando.

Y como buenos y obedientes hijos, le entramos al estudio para llegar a ser una de esas maravillosas personas o lograr tener todo eso que nos pintan.  

En el camino para lograr los más altos estándares social, van quedando esa regadera de cadáveres de estudiantes y una cantidad de profesionales mediocres que lograron “SER”; y el título vale más que ellos.

Claro con todo y eso globalmente hemos logrado un buen progreso con el conocimiento. Pero son unos pocos que llevan casi todo el peso.

¿Saben cuál es el significado acordado en todo el mundo del acto de estudiar?

¿Y saben cuál es el propósito de un estudiante basado en la definición de estudiar?

Tienen el resto de sus vidas para que busquen en todos los diccionarios y lo averigüen. Y si lo saben, y no lo están usando merecen ser llevados al paredón por ustedes mismos.

Ese es uno de los desaciertos más dañino para las nuevas generaciones que representan el futuro de la humanidad. Inculcarles un propósito que no tiene nada que ver con el rol de ser estudiante, eso le destruye la inteligencia.

Y así es con la vida fisiológica, ella viene con su propósito natural, y se le encasqueta todo tipo de propósitos psicológico que se nos ocurra, no nos importa la ley de la naturaleza.

Los pensantes van en la dirección que les dé la gana, y su cuerpo tiene que ser como el de un asno o esclavo. Sus exigencias o necesidades requeridas para mantener con más probabilidades su propósito de sobrevivir, no tienen importancia.

(Tengo la seguridad que aquellos que no han ido a buscar le definición de estudiar, y la cosa no le hace sentido, no han podido seguir leyendo con la atención enfocada. No entienden cómo es eso que el estudiar No es para convertirnos en profesionales, millonarios o famosos.) (Revisen el diccionario para ver si tienen la definición correcta.)

Y siguiendo con el cuerpo; hay quienes dicen que hablan hasta con sus y células, pero no dicen en que idioma lo hacen. Debe ser el mismo tipo de dialogo que tienen con sus demonios mentales. Algunos los consideran ángeles, poderosos espíritus, vírgenes y dioses, pero son los mismos mecanismos mentales que se posesionan de su voluntad.

El rol de un estudiante debe ser bien aclarado a la persona desde el mismo momento que se le pone a estudiar. De igual manera los que ya llevan años viviendo deben aclarar a sus descendientes la diferencia entre el propósito de la vida que es igual en toda persona, y sus propios propósitos personales.

Es preferible no tener propósitos a tener un propósito falso. El niño y el que es como un niño, no tiene propósitos por el que tenga que dar la vida. Vive y experimenta el momento, hace lo que tenga que hacer y no se encadena a expectativa alguna. Ni propias ni las expectativas que los demás quieren imponer en uno, y que muchos lo permiten, y entonces viven con la presión de no defraudar a otros.

Aquel que ha dejado de ser como un niño no puede vivir sin tener una gran meta luminosa en su mente que pueda ver a kilómetros de distancia, y cuando no está haciendo la única cosa que le gusta dentro de tantas e infinitas cosas que se pueden hacer en esta vida, es un infeliz y siente que su vida no tiene sentido.

Ese tema de ser “como niño”, ya lo conversamos, volvemos a los propósitos falsos.

Existen tantos dichos, frases y expresiones de personajes famosos con respecto a la educación y el futuro del ser humano, que no hay quien NO vea la gran importancia que tiene estudiar.

Y uno se pregunta, ¿los genios que desarrollan los programas educativos no se estarán haciendo los locos, y es una omisión intencional, y nosotros los que fuimos víctimas nos encargamos de seguir inutilizando la inteligencia de nuestros hijos? Piénsalo.

Ha sido un placer. Buen provecho.

Autor: Emilio R. Fernández Ramos  

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