LO BUENO Y LO MALO DE LAS EXPERIENCIAS

  


RECUPERA LA INTELIGENCIA SECUESTRADA

Por lo general se acostumbra a considerar que hay experiencias buenas y malas experiencias.

Con las buenas nos regocijamos hasta recordándolas, pero para recordarlas tenemos que intencionalmente ponernos a buscarlas en los archivos de la mente porque parece que han desaparecido de la memoria.

Con las malas experiencias salimos golpeados y adoloridos, y no queremos recordarlas. Nuestro deseo es olvidarlas por completo, pero que cosa; ocurre lo contrario. No hay manera de olvidarlas y si no las recordamos de manera consciente, la mente las hace recordar de manera inconsciente.

Es decir, en las experiencias del día a día, la mente las mezcla con algunas de estas malas experiencias y lo que se vive es un estado antinatural. Es un estado indescifrable. “No es ni chicha ni limonada”, difícil de entender lo que sucede con uno. “No sé qué me pasa”.

Cuando se habla de traumas psicológicos, o de comportamientos irracionales, se está hablando de malas experiencias ocurridas en el pasado que están de alguna manera afectando las experiencias del presente.

Dicen que de las malas experiencias se aprenden lecciones, al parecer no es nada fácil ya que la mayoría no puede hacerlo, y otra gran parte produce respuestas compulsivas como solución cuando presiente o percibe que el hecho se puede repetir.

Pero hay una solución para desconectarse de esa reactividad mental que impone esas malas experiencias hasta de manera inconsciente para uno.

Primero, ya debes haber comprobado cómo funciona la mente; más insistes en no recordar, y más recuerdas. O más insistes en olvidar, y menos olvidas.

La mente no cierra un caso hasta que no entiendas y hagas una conclusión definitiva. Ella es fiel a sus funciones y tú tratas de olvidar algo real que te sucedió, que no has entendido, no aceptas, lo niegas o lo rechazas.

Al hacer ese esfuerzo para no recordar u olvidar, tienes que enfocar tu atención en la experiencia.

¿Y qué sucede cuando enfocas la atención en algo? (Artículos anteriores)

Ese algo se vuelve más real para ti, debido a que estás haciendo consciencia de él al tratar de olvidarlo.

Esas experiencias felices cuando las recuerdas, haces consciencia de ellos sin aversión, sin rechazo o acción compulsiva, y puedes revivir esos momentos con agrado.

Si pudieras hacer esto mismo con cualquier experiencia de las que llamas malas, va a suceder lo mismo, quizás no reirás a carcajada al evocarlas, pero no alteraran tu temperamento o tu estado de ánimo.

Pero Emilio ¿qué práctica puedo hacer para lograr esa habilidad?

Recuerdas que hablamos de la vida fisiológica y vida psicológica.

La fisiológica está representada por ese cuerpo del cual tú no tienes nada que ver en su construcción y autogestión funcional que ejecuta sin tu intervención. Solo te encargas del cuidado general, y de su alimentación.

Y tienes la vida psicológica cuya autoría, derechos de autor y reconocido como el único creador, eres tú.

¿Puedes ver la diferencia entre tú obra y la del máximo creador?

Tu obra y la de todos los que existimos en este planeta solo ha servido para sembrar el mundo de injusticias, miserias y calamidades.

¿Te parece que nuestras obras psicológicas son mejores que la obra del creador?

Si puedes comprobar que la vida psicológica que hemos producido, es la que nos está dando esta calidad de vida individual y colectivamente que llevamos, puedes con mucha claridad ver en cuál de las dos puedes confiar más.

¿En la tuya o en la del creador supremo?

Si escoges la obra del creador supremo, entonces tus experiencias psicológicas deben fundamentarse en lo que tu cuerpo percibe, y no en lo que percibe tu memoria mental.

Cuando ves a un perro y te provoca patearlo, estás viendo el perro que tienes en tu mente.

Si prestas atención, todo lo que percibes a través de tu cuerpo (obra del creador), tú le pones un significado de acuerdo a la memoria que tienes en tu mente. “Haz la prueba en este momento, no seas un créelo todo”. Mira a tu hijo o persona querida o no, y observa como lo envuelves para verlo mejor, con todo el significado que tienes de él guardado en la mente.

Así miramos permanentemente. El tal como es, o la maravillosa objetividad que tanto se alardea, y que se resalta como hablar con la verdad. Es pura paja. Y ya les dije que la paja es buena, pero para algunos animales.

Aquellos que deseen llevar con honor la vida que el creador les ha concedido, para experimentar la vida tal como es, no se pueden permitir confiar más en sus creencias, consideraciones, opiniones, suposiciones y cualquier tipo de pensamiento o idea que la realidad de la existencia de este universo con nosotros como una vida más de las tantas que hay.

Alguien muy suspicaz y orgulloso de su intelecto va a preguntarme con sarcasmo; ¿Entonces quieres decir que no debemos pensar? Eso es una idiotez.

Y yo le responderé. Desde que se conoce la historia del hombre este ha demostrado capacidad para pensar. Comprobado está que ha dejado de vivir en las cavernas y ya anda gestionando para ir a vivir en la luna o marte, gracias a la capacidad de pensar.

Pero también se puede comprobar como esa actividad pensativa se les salió de control y se ha quedado atrapado y enredado en sus propios pensamientos.

Este es el problema, el problema no es el arte de pensar o los pensamientos que se producen. Ya estoy escribiendo un librito que pienso titular, “el manual del pensador”. A ver si aporto la pequeña luz del fósforo que tengo encendido, para aquellos que quieran mejorar la conducción de su vida psicológica.

La inteligencia secuestrada de tu arsenal que no puedes utilizar, se encuentra en manos de los registros mentales de tus malas experiencias del pasado.

Si te interesas y le prestas atención, tú solito rescatas tu inteligencia secuestrada.

 A sido un placer. Buen provecho.

Autor: Emilio R. Fernández Ramos   

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