UNA COSA ES LO QUE PIENSAS Y OTRA EL ACTO DE PENSAR


 UNA COSA ES LO QUE PIENSAS Y OTRA EL ACTO DE PENSAR

Hola amiga(o) pensante. Quizás recuerdes cuando te enseñaron a caminar, cuando aprendiste a hablar, a leer, etc. Pero; ¿recuerdas que te hayan enseñado a pensar?

Nadie enseña a nadie a pensar. Los seres humanos dan como un hecho que pensar es inherente a la naturaleza humana y no hay que ocuparse de eso.

Al ver el estado deplorable que llegan las personas como consecuencia del acto de pensar, se anda apresurado tratando de enseñarlos como deben pensar.

Pero todos se enfocan en lo que piensa, y no en el acto. Tratan de que corrijan lo que piensan, y omiten el acto de pensar. Y como consecuencia no se obtienen los resultados esperados.

Quizás tú seas uno de los que tratas de corregir tus malos estados psicológicos, o aspectos de tu personalidad enfocándote en lo que piensas.

Mientras el acto de pensar ocurra sin que tengas voluntad o control de él, la mente es la que determina que temas o asuntos debes pensar y en que tono emocional debes hacerlo.

Aquel que no domina su acto de pensar, no determina la calidad o el contenido de los pensamientos.

En vista que se puede observar que dependiendo del estado emocional los pensamientos se identifican con ese estado; es decir, si estás alegre puedes ver que los contenidos de tus pensamientos son acordes con tu alegría; se pretende anteponer la emoción a los pensamientos.

No importa si califican de inteligente a las emociones, ellas siempre serán el resultado del contenido de los pensamientos, y los pensamientos dependerán del dominio que el pensante tenga de su acto de pensar.

Las emociones son síntomas que son fáciles de observar. Ya cuando se ven o se sienten, el proceso ha ocurrido. Aparte que la mente puede activar viejas memorias sin que la persona tenga consciencia. Por eso es difícil verse pensando esos pensamientos que causan esos efectos emocionales negativos.

Si quieres convertirte en un pensador exitoso para beneficio de tu salud mental y física, préstale atención a cuanto dominas el acto de pensar, y dedícate a recuperar el control.

Autor: Emilio R. Fernández Ramos  

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